Tomás Aquino Méndez
Algunos amigos han reaccionado sorprendidos con los actos de tortura y violencia atribuidos a la policía en las últimas semanas. Varios CONFIABAN que la REFORMA POLICIAL ya se había llevado ese accionar de la institución “del orden”.
Los cambios que esperamos percibir, aun no se sienten. Creíamos que al día de hoy, por lo menos el accionar en las calles sería diferente y el tirotear vehículos, porque se le mande un PARE y no se detenga, quedaría en el pasado.
Confiábamos en que se abandonarían ya las prácticas de torturar en los cuarteles para sacar ¿VEDADES?, y no se allanarían viviendas en horarios nocturnos, haciendo DESAPARECER bienes materiales y económicos en esos cateos.
En fin, teníamos la esperanza y la confianza de que, tras el compromiso asumido y propagado a los 4 vientos por las autoridades y las jornadas de orientación y educación policial, ALGO había comenzado a cambiar en los agentes.
Sin embargo, recordar la agresión a tiros contra los indefensos pastores de Villa Altagracia y comparar esto con el ultimo tiroteo a un vehículo conducido por una dama en compañía de 4 niños, nos trae recuerdos amargos y obliga a pensar que POCO O NADA HA CAMBIADO.
Y se agolpan en la memoria otras acciones policiales de los últimas semanas, sin castigo y sin claridad. Ahí está la muerte del joven padre de una niña de Herrera.
Detenido en una redada y entregado 7 días después a sus familiares sin vida y su cuerpo destrozado por la tortura golpes. Luego se ofrece una “increíble” versión de supuesta rebelión del fallecido.
O el joven detenido y golpeado en el cuartel del km 12 de Haina, a quien colocaron una funda plástica en la cabeza. Lo golpearon y luego lo liberan sin acusación y sin sanción para sus verdugos. Otro hecho de la “reformada policía” es el de los dos jovencitos que jugaban con una pistolita de bolitas en Los Guaricanos.
Heridos, llevados a un hospital y dejados allí sin acusación y sin preocuparse por si vivían o morían. Molesta recordar al joven detenido en una plaza comercial de la ciudad. Llevado a un cuartel policial en Naco y horas después entregado sin vida al personal de un hospital.
En el Seibo una activista de derechos humanos denuncia que, sin autorización, agentes policiales allanaron su vivienda y hasta de su celular la despojaron. Son solo algunos ejemplos que deben alertar a las autoridades para revisar el camino que lleva la reforma y como enderezarlo.
Los esfuerzos cuentan con el respaldo de una gran mayoría de dominicanos que creemos que es tiempo de cambiar la conducta en los integrantes de la Policía. NO basta un mejor salario y un nuevo uniforme.
Eso queda evidenciado en lo que vemos día a día, incluyendo que se siguen detectando casos de agentes participando en hechos delictivos. Hasta ahora la conducta sigue siendo la misma de siempre. Pocas cosas cambian, si se sigue el mismo patrón de siempre