Dr. Octavio Féliz Vidal
El miedo no es mezquino, cuando regala es muy espléndido. Cuando se adueña de ti, no te quiere abandonar. Hace fusión con su víctima y le acompaña a todos los lugares.
La base de las fobias esta relacionada con el miedo. Son temores irracionales que se apoderan de las personas, y las hacen esclavas. Pueden ser fobias a un insecto, a ver sangre, o a un sonido que recuerda una experiencia traumática y cada vez que se escucha el sonido, la persona se inmoviliza y a veces no puede respirar y le puede dar taquicardia.
El miedo es un gigante fantasma que tiene presencia en nuestro interior. Se adueña de nuestras emociones. En ocasiones nos ata y no nos permite actuar. Podemos presentar síntomas como sudoraciones, nos late rápido el corazón y a veces no podemos respirar.
La visita del gigante es a veces más sutil. Nos dice que no hablemos en público, que no le digamos a los demás lo que pensamos y que no intentemos realizar un proyecto por miedo al fracaso.
El miedo se ha sentado muchas veces conmigo, lo he sentido y a veces me ha atado los pies y las manos. ¿A quien no le ha visitado? si desde niños el miedo nos persigue y cambia de forma cuando somos adultos.
Hay que no tenerle miedo al miedo, hay que dejarlo venir, enfrentarlo y asumir riesgos y saber que tenemos derecho a sentir miedo y derecho a fracasar. Saber que hasta cierto nivel el miedo nos protege y nos avisa el peligro.
Exponerse progresivamente a eso que le tememos nos ayuda a superar los temores. Seremos más felices cuando decidamos matar al gigante miedo que quiere vivir dentro de nosotros. Vamos a hacer uso de una de las cinco libertades que tienen los seres humanos, como dice Virginia Satir, que es la libertad de correr riesgos.
Así nos veremos como seres imperfectos que podemos ser mejores y que podemos superarnos, arriesgarnos y crecer como seres humanos, libres de ese tirano que se llama miedo.
*Autor: médico terapeuta y familiar
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