El papa Francisco anunció que desalojará de su residencia en el Vaticano al cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, abiertamente crítico con su gestión, y le retirará el salario.
Una fuente del Vaticano indicó que el papa Francisco aún no ha hecho efectivo el desalojo del eclesiástico de 75 años.
Agregó que la decisión no pretende ser un castigo personal y se basa en la creencia de que una persona no debería disfrutar de privilegios cardinales mientras critica al jefe de la Iglesia
Aun así, la medida «no tiene precedentes en la era de Francisco», declaró a la BBC Christopher White, un observador del Vaticano que escribe para el National Catholic Reporter.
«Por lo general, los cardenales retirados continúan residiendo en Roma después de dejar sus cargos, y a menudo permanecen activos en las liturgias papales y deberes ceremoniales», explicó White.
En este sentido, indicó que “desalojar a alguien de su apartamento en el Vaticano sienta un nuevo precedente”.
White apuntó que la decisión podría «provocar una reacción significativa» y profundizar las divisiones entre el Vaticano y la Iglesia estadounidense, donde ya hay «fragmentación».
El cardenal Burke aún no se ha pronunciado sobre el tema y la BBC se ha puesto en contacto con su oficina para solicitar comentarios.
El Papa reveló su intención de tomar medidas contra el cardenal en una reunión con jefes de oficinas del Vaticano la semana pasada.
La frustración de Francisco con sus detractores estadounidenses que adoptan una visión más tradicional o conservadora sobre varios temas parece estar llegando a su nivel máximo.
A principios de este mes despidió a Joseph Strickland, un obispo conservador de Texas que había criticado sus intentos de llevar a la Iglesia a posiciones más progresistas sobre el aborto, los derechos de las personas transgénero y el matrimonio entre personas del mismo sexo. La destitución se produjo tras una investigación de la Iglesia sobre la gestión de la diócesis.
Unos meses antes, el Papa comunicó a los miembros de la orden religiosa jesuita en Portugal que existía «una actitud muy fuerte, organizada y reaccionaria” en la Iglesia estadounidense, a la que calificó de «atrasada», según The Guardian.
Las tensiones con el cardenal Burke, nombrado por el papa Benedicto XVI, han estado latentes durante casi una década.
«La situación del cardenal Burke parece provenir de su alejamiento gradual del Papa», interpretó White.
«Al parecer, el Papa percibe que Burke promueve un culto a la personalidad centrado en el tradicionalismo o las ideas regresivas. Su acción parece dirigida a limitar la influencia de Burke, cortando sus vínculos con Roma».
Michael Matt, columnista del periódico católico conservador The Remnant, escribió que la reciente acción contra el cardenal Burke muestra que Francisco está «cancelando a prelados fieles que ofrecen cobertura jerárquica a los de línea dura pro-vida, pro-familia, pro-tradición».
Acusó al pontífice de someter a sus críticos a un «aislamiento forzado».