Tomás Aquino Méndez
Cuando Tamayo era Hatico, un pueblito con 200 casas y 4 calles, nadie pensaba en un drenaje pluvial para sacar el agua acumulada. Sus moradores “saltaban” los charcos hasta que el candente sol se encargaba de evaporar la lluvia.
Hoy, Tamayo es un municipio de más de 25 mil habitantes. Importantes negocios. Llamativas viviendas y edificaciones. Posee el más atractivo y frondoso parque recreativo de la región y más de 20 kilómetros de calles. No podemos, no queremos seguir “saltando charquitos” ni esperar que el sol sureño seque la lluvia acumulada.
Sabemos que durante un tiempo funcionó un desagüe “provisional” que conducía parte de esas aguas a propiedades agrícolas ubicadas en la carretera que une al municipio con las comunidades de Uvilla, El Jobo, Mena y la ciudad de Barahona. Esa solución funcionó por un tiempo. Hoy, ha quedado totalmente anulada por diversos motivos. Por eso, con tan solo “nublarse”, mi pueblo se INUNDA.
Tamayo necesita URGENTE un drenaje pluvial. Un sistema de cloacas que evite más daños a la sucursal del Banco de Reservas, ubicada en la avenida Libertad, cuyo nombre honra a los héroes nacionales.
Se necesita un sistema que sirva para evitar que cada año, cuando llegan las lluvias, las familias pierdan electrodomésticos, colchones, muebles, utensilios; las viviendas se dañan, por el cúmulo de agua, así como las maderas con las que son construidas en su gran mayoría.
Tamayo está de patronales. Se honra a San Antonio de Padua. En su nombre y en el de todos los tamayenses, alzamos la voz para clamar por UN DRENAJE PLUVIAL sin más dilación.
El alcalde, Milciades Montes de Oca, ha hecho cuanto ha podido para resolver el drama. Los pocos recursos que maneja se lo impiden. Escúchenos, presidente Abinader: Tamayo necesita un drenaje pluvial YA.