Tomás Aquino Méndez
El pasado domingo, Tamayo despidió a uno de sus hijos sobresalientes. De familia humilde, Alfonso Pérez Tejeda, a quien afectuosamente decíamos Lion, pasó a otra dimensión. Un hombre de servicio.
En su pueblo, mi pueblo, fue profesor, encargado de la oficina del correo, Oficial del Estado Civil y primer síndico electo, durante el periodo 1962-1963, en el primer gobierno democrático que encabezó el profesor Juan Bosch.
Se graduó de abogado y se destacó como uno de los primeros Notarios Públicos. Perseguido por los remanentes trujillistas tuvo que salir de Tamayo. Fue acogido por la provincia de Azua, donde, también, sobresalió por su talento, profesionalidad y espíritu servicial. Allí se le designó como Fiscalizador del Juzgado de Paz.
Luego fue electo regidor o concejal. Más tarde ocupó la posición de Juez de Instrucción, de donde pasó a ocupar una diputación por 4 años. Concluido ese período se dedica por entero al ejercicio de su profesión de abogado.
Pero por su destacada labor social y profesional, el Senado de la República lo designa Juez de Primera Instancia en la Provincia que lo acogió, posición que ocupó por más de diez (10) años.
Pero, como a todos, a él le llegó el momento de pasar a otra dimensión. El pasado domingo despedimos a Alfonso Pérez Tejeda, el amigo, el vecino del barrio, el hombre solidario que apadrinó a muchos jóvenes de Tamayo y de Azua.
Mi abrazo fraterno para sus hijos y toda su familia. Sé que lo lloraron agradecidos por su esfuerzo para hacer de ellos lo mejor y porque saben que hizo una importante labor en este lado de la vida. Hasta luego Lion.