El primer ministro británico, Boris Johnson, renunció a su cargo, luego de una avalancha de renuncias ministeriales que le llevaron hasta las cuerdas y que en un último intento por conservar el poder, intento aferrarse a él, anunciando que no dimitiría.
Hablando frente al número 10 de Downing Street, Johnson dijo que estaba “inmensamente orgulloso de los logros de este gobierno”, desde el Brexit hasta guiar al país durante la pandemia y liderar a Occidente para hacer frente a la invasión rusa de Ucrania.
Pero reconoció que “en política nadie es ni remotamente indispensable”. Johnson renunció después de que los ministros del gabinete y decenas de parlamentarios de su propio Partido Conservador renunciaran a sus funciones gubernamentales en las últimas 24 horas.
Su administración se vio acosada por meses de escándalos, incluido el hecho de que Johnson se vio afectado por acusaciones de que no pudo aclararse sobre una figura tory de alto nivel a pesar de las denuncias de conducta sexual inapropiada.
Permanecerá en el cargo mientras el Partido Conservador elige un nuevo líder, que también se convertirá automáticamente en primer ministro.
El jueves, el líder laborista Keir Starmer pidió que Johnson se fuera de inmediato y amenazó con un voto de censura si permanecía en el cargo hasta que se eligiera un nuevo líder.