Héctor -Néstor- García Féliz
La ciudad lucía desolada
La gente, sin querer, se guardaba
El viento se sentía en libertad
La luna, ingenua, toda llena
Como en tiempo de cuarezma
Su luz, jamás negaba
Las aves el paisaje adornaban
Los animales sin prisa, caminaban
Las calles, esas frías calles
Parecían una niña abandonada
A lo lejos, a una enorme distancia
Se observa a una mujer
A una mujer inverosímil
A una mjer tímida, callada
Su pelo parecía jugar con el viento
Sus ojos, sus bellos y tiernos ojos
En esas calles se aferraban
Sus pechos, como dos manantiales
Parecían salir, brotar a caudales
Parecían desobedecer
Aquél sostén que inútilmente
Con celos, los guardaba
Parecía una mujer perdida, solitaria
que perdió hasta la noción del tiempo
Sin tener claro el color
Sin tener claro, nada
de aquellas calles desoladas
Esas calles tenues ,tristes, desiertas
El astro sol jamás ocultaba
Por esas calles, esas desoladas calles
Un vehículo, una persona
Jamás transitaba
Y ella, con sus manos atadas ,
en esas calles,
en esas lúgubres calles,
quedó vilmente atrapada.