Hoy, 14 de junio, hace 66 años, República Dominicana llevó a cabo una acción riesgosa: una expedición revolucionaria que tenía como objetivo poner fin a la tiranía trujillista, sin conseguir el propósito, pero sembró en la conciencia nacional, sobre todo, en hombres y mujeres comprometidos con la libertdad la de desponer la oprobiosa dictadura consiguiénndolo dos años después, en 1961.
En medio del clima de tensión política de finales de la década de 1950, con varias dictaduras latinoamericanas derrocadas y la Revolución Cubana inspirando a los pueblos, un grupo de dominicanos exiliados y voluntarios extranjeros planificó una invasión armada para liberar al país del régimen de Rafael Leónidas Trujillo.
Estos expedicionarios, motivados por el propósito de derrocar la dictadura del tirano y restaurar la democracia, se entrenaron militarmente en Cuba con apoyo del naciente gobierno de Fidel Castro.
Se involucraron alrededor de 200 combatientes, en su mayoría dominicanos, pero, también, con voluntarios de Venezuela, Cuba, Puerto Rico, Guatemala, Estados Unidos, España y Nicaragua, según narran historiadores sobre la gesta del 59.
Registros periodísticos recogen cómo sucedio la primera fase de la operación: se lanzó el domingo 14 de junio de 1959, cuando al caer la tarde un avión de transporte Curtis C-46, camuflado con insignias de la Fuerza Aérea Dominicana, aterrizó sorpresivamente en el pequeño aeródromo de Constanza.
De esa aeronave descendieron 54 expedicionarios armados que venían dispuestos a iniciar una guerrilla en las montañas de Quisqueya para liberar a dominicanos y dominicanas de la tiranía más férrea de Américalatina.
El aterrizaje en Constanza no estaba en los planes originales (se planeaba llegar a San Juan de la Maguana), pero las condiciones climáticas obligaron hacer el cambio de ruta en el último momento.
Apenas tocaron tierra, los insurgentes fueron descubiertos y se enfrentaron a tiros con la guarnición militar del aeropuerto, logrando abatir a varios soldados y dispersar a las fuerzas leales al régimen.
Acto seguido, según registros históricos, los expedicionarios abandonaron el avión y se internaron en la Cordillera Central, dividiéndose en dos grupos para intentar hacerse fuertes en el terreno montañoso: uno de 34 hombres liderado por Enrique Jiménez Moya y otro de 20 comandado por el cubano Delio Gómez Ochoa, quien, también, luchó junto con Fidel Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Según el plan original de los insurgentes, el desembarco aéreo debía coincidir con la llegada de dos embarcaciones por la costa norte, que transportarían refuerzos y pertrechos adicionales.
Sin embargo, estos desembarcos marítimos se retrasaron por contratiempos logísticos. Durante esos días, las fuerzas de seguridad trujillista reaccionó rápidamente para cercar a los guerrilleros ubicados en el poblado de Constanza.
El 15 de junio, aviones de la Aviación Militar Dominicana bombardearon las zonas montañosas donde se presumía que se ocultaban los expedicionarios.