Las autoridades francesas detuvieron este fin de semana al dueño de Telegram, Pavel Durov, poco después de que su avión privado aterrizara en el aeropuerto Le Bourget, en París.
Los investigadores franceses habían emitido una orden de arresto como parte de una investigación sobre las acusaciones de fraude, tráfico de drogas, crimen organizado, lavado de dinero, promoción del terrorismo y abuso sexual de niños. Durov está acusado de no tomar medidas para frenar el uso delictivo de Telegram.
El domingo por la noche Telegram emitió un comunicado donde afirmó que “cumple con las leyes de la UE, incluida la Ley de Servicios Digitales” y que la moderación de sus contenidos “está dentro de los estándares de la industria y mejora constantemente”.
“El CEO de Telegram, Pavel Durov, no tiene nada que ocultar y viaja con frecuencia por Europa. Es absurdo afirmar que una plataforma o su propietario son responsables de los abusos que se cometen en esa plataforma. Estamos esperando una pronta resolución de esta situación”, añadió el comunicado.
Dmitry Agranovsky, abogado de Durov, afirmó que la detención es «absolutamente ridícula» y un ataque a la libertad de expresión.
Telegram cuenta con 900 millones de usuarios activos al mes y está clasificada como una de las principales plataformas de redes sociales después de Facebook, YouTube, WhatsApp, Instagram, TikTok y Wechat.
La aplicación fue pionera en el uso de protocolo cifrado en la mensajería. Una característica que luego copiarían sus rivales.