El pasado lunes, Lula comparó los ataques de Israel contra la Franja de Gaza con el Holocausto, porque, según dijo, se trata de «una guerra de un Ejército altamente preparado contra mujeres y niños», lo que le valió ser declarado ‘persona non grata’ por Tel Aviv y levantó polvareda tanto entre los dos países como en el concierto internacional.
Así, el líder brasileño recibió apoyos de presidentes de la región como Gustavo Petro (Colombia), Miguel Díaz-Canel (Cuba) o Nicolás Maduro (Venezuela), pero rechazos por parte de Israel –cuyo canciller le exigió una disculpa pública– y disensos de parte del secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, quien afirmó que no compartía la valoración de Lula sobre el conflicto en Gaza.
Entretanto, el tono ha subido de nivel y las partes llamaron a consultas a sus respectivos embajadores, mientras que desde Brasilia denunciaron una campaña de «mentiras» y expresiones «irrespetuosas» en contra de Lula da Silva, pues desde cuentas de organismos del Gobierno de Benjamín Netanyahu se le ha acusado de antisemitismo.
Además, una reunión de ministros de Asuntos Exteriores del G20 en Río de Janeiro, bajo la presidencia brasileña del grupo, concluyó con un llamamiento a Israel para que suspenda su decisión de atacar la ciudad de Rafa, en el sur de la Franja de Gaza.
«Muchos países se posicionaron en contra de la anunciada operación de Israel en Rafa, pidiendo que el Gobierno israelí reconsidere y suspenda inmediatamente esta decisión», declaró el canciller brasileño, Mauro Vieira, anfitrión del encuentro.