El prolongado conflicto entre Rusia y Ucrania, a lo que se añaden las consecuencias de la pandemia de la Covid-19, podrían llevar al mundo a una nueva era de inflación.
La afirmación en ese sentido la hizo el jefe del Banco de Pagos Internacionales, Agustín Carstens, durante una entrevista con el periódico español «El País».
«Podríamos estar en la cúspide de una nueva era de inflación global», dijo Carstens, es su opinión al ser interpelado sobre los efectos que pueden conllevar los acontecimientos en Ucrania en el sector de la energía.
Subrayó que «por más que la política monetaria sea más restrictiva, difícilmente va a incidir sobre esos precios».
«Lo que es importante es precisamente que los precios energéticos no afecten a las expectativas de inflación, que no empiecen a enraizarse en los contratos y en las negociaciones salariales», señaló el economista.
Afirmó que eso podría dar un «brío adicional» al proceso «inflacionario», tras añadir que los bancos centrales deben mantener las expectativas y el cumplimiento de inflación a medio y largo plazo.
Esto, dice Carstens, para que la gente «mantenga su confianza» en que los bancos centrales no va a dejar a la deriva el proceso» inflacionario» que advierte podría ocurrir.