Tomás Aquino Méndez
Ahora que se ve más cerca el “despegue” turístico del Sur. Cuando se vislumbra la entrada del desarrollo por la puerta ancha de Pedernales. Cuando al parecer la gran inversión parece tener plantados sus cimientos en nuestra amada región, tenemos que tocarnos la piel y mirar el futuro.
La alegría reflejada en los rostros de los suroestanos por los últimos anuncios del gobierno y el empresariado, no debe cegarnos a la realidad. Al decirnos que en Pedernales tendremos 20 mil empleos directos y más de 56 mil indirectos, encendió mis alarmas. Todo porque esa cantidad de empleos casi duplica el número de personas que habita este terruño, que es hoy de 13 mil 805 almas.
Eso debe alegrarnos porque tendríamos una provincia con cero desempleos, pero no es tan sencillo ¿Cómo así?, diría mi hijo más pequeño Veamos: todos queremos que se desarrolle Pedernales porque eso será el desarrollo de la región.
Pero sucede que ese desarrollo requiere personal capacitado y mano de obra en distintas áreas que excede la oferta que tenemos. Eso significa que cientos o miles de “extraños” estarán llegando a esta fronteriza provincia. Traerán sus culturas, sus exigencias, sus buenas y malas costumbres.
Y eso no es malo. Pero también aquí estarán llegando turistas de diversas nacionalidades que traerán miles de dólares, euros y otras monedas. Eso tampoco es malo. Mi alerta es porque tenemos que prepararnos para ese cambio y debemos comenzar ahora. Si no damos un giro, para garantizar la permanencia de estos visitantes, abrirle los caminos y darle nuestro más caluroso abrazo, y solo vemos lo mercurial y tratar de sacarle al turista las monedas del bolsillo, podríamos darle una estocada al anhelado desarrollo.
Además, 76 mil empleos, en una provincia de apenas 13 mil 805 habitantes significará una circulación de dinero extraordinario. Los residentes y los que vendrán “por necesidad” a laborar en la llamada industria sin chimenea, deben educarse para eso y para retener la bonanza que ha de venir. Desde el más humilde obrero, hasta los más encumbrados empresarios y profesionales de la zona, tienen que comenzar un proceso de educación para lo que nos viene a la región. La hemos esperado por décadas y si no la sabemos aprovecharla, pudiese ser efímero el beneficio. Aquí tenemos gran riqueza natural, oferta de arena, sol y playa valorada por turistas extranjeros y nacionales.
El ministerio de Defensa ha dado un primer paso con una escuela de formación técnica en el municipio. Deben seguir otros ministerios, institutos, academias, para educar en idiomas, protocolo, tecnología, pero más que todo ser conscientes los nativos de la riqueza que tendremos en las manos y el compromiso de preservarla.