Un Jovenel Moïse que reafirma que «no dejará» el poder, ordena detiener un juez y oficial de policía
El presidente de Haití, Jovenel Moïse, formuló un nuevo llamaiento a la a desafecto de su gobierno a sentarse en la mesa del diálogo para hacer avanzar al país vecino de la República Dominicana, pero la oposición haitiana, el clero (católicos y protestantes), sociedad civil e instituciones del Estado haitiano no entienden razones y, en cambio, le exigen se vaya del poder.
A la vez que invita a sentarse discutir, como única vía de resolución de los conflictos, Moïse, reafirmó su intención de permanecer en el poder hasta el 7 de febrero de 2022.
“Me quedan 364 días antes de que finalice mi mandato”, dijo el mandatario haitiano durante una alocución a la nación en la que pasó balance a su gestión de gobierno y prometió que en los próximos 12 meses, tiene como objetivo el suministro de electricidad al país, reformar la Constitución a través del referéndum y organizar elecciones.
Mientras el mandatario en teorías tiene un discurso consiliador y llama al diálogo, la praxis del mandatario dice todo lo contrario, ya que ordenó la detención de un juez del Tribunal de Casación, un oficial de policía de alto rango, a manifestaciones antigubernamentales que hacen más caótica la crisis política haitiana.
En tanto que en Puerto Príncepe, así como ciudades importantes del país, como Gonaïves y Les Cayes, fieron bloqueadas carreteras, mientras que en todo el territorio haitiano se vive un ambiente de crisis e inestabilidad.
El país caribeño se convulsionó este domingo 7 de febrero, luego que el Consejo de la Judicatura, el sector protestante, Iglesia Católica, Federación de Abogados de Haití, organizaciones, personalidades de la sociedad civil y la oposición política, creen que llegó el fin del mandato de Moïse.
Pero el presidente, que se aferra al poder, anunció la detención de varias personas por un supuesto «un golpe de Estado» para tomar el poder por la fuerza, en un país que, admite, no logra estabilizar, por lo que apela al diálogo con la oposición para hacer avanzar al país.
El mandatario denunció una «mafia criminal estatal» de oligarcas corruptos de ese país, a quienes le advirtió este 7 de febrero que la batalla apenas comienza, la que asegura será una «guerra» que aún no gana, «pero la población ganará esta guerra”.