La Fundación Zile (isla), entidad binacional que opera a ambos lados de la isla, abogó porque impere entre Haití y República Dominicana una política de buena vecindad, cooperación y solidaridad.
La organización, cuyo consejo de administración preside el padre Julio Antonio Acosta (Julin) del lado dominicano y por monseñor Oge Beauvoir del lado haitiano, observó que la grave crisis que atraviesa Haití no es motivo para «romper la fraternidad, la solidaridad y la paz social» que se debe garantizar en «nuestra isla compartida”.
Al fijar su postura en relación a la coyuntura crispada entre Haití y República Dominicana, esta entidad onsideró que la interdependencia entre ambas naciones, particularmente en la zona fronteriza, “nos impulsa hacia una política de buena vecindad, cooperación y solidaridad”.
Un derecho de RD y el diálogo
Según la organización, en el discurso público el ejercicio soberano del derecho a la repatriación por parte de República Dominicana no debe percibirse como una acción política contra Haití o sus nacionales.
“Esto podría aumentar la estigmatización y el sentimiento de rechazo hacia el pueblo vecino y hermano en la sociedad dominicana”, dice la entidad en un comunicado.
El proceso, según explica en el documento, debe enmarcarse en un diálogo continuo entre las autoridades dominicanas y haitianas, la sociedad civil y las organizaciones comunitarias, el cual considera «esencial» para implementar efectivamente las nuevas medidas y abordar las preocupaciones reales de las partes involucradas.
Razones humanitarias
De acuerdo con la Fundación Zile, el propósito de expulsar hasta 10,000 haitianos por semana podría agravar la inestabilidad y el sufrimiento humanitario de los haitianos.
Según su descripción del drama humanitario en Haití, la fundación dijo las infraestructuras están gravemente deterioradas, “careciendo de capacidad para recibir eficazmente a un gran número de repatriados”.
En una declaración escrita, Zile se refirió al hecho de que la situación actual refleja la existencia en Haití de más de 700,000 desplazados internos, en un contexto en el que los recientes ataques de la banda «Gran Grif» en el bajo Artibonito han causado numerosas víctimas.
Gestión profesional y respetuosa
Se refiere, además, a disposiciones que, a su entender, parecen expresar la voluntad dominicana de marcar una diferencia con los errores y debilidades en la gestión reciente de las repatriaciones.
En ese apartado, la organización se refirió al énfasis en la formación continua de inspectores en la gestión de crisis migratorias y derechos humanos, así como la lucha contra el tráfico de personas. Esas acciones “son prometedoras y conducirán a una gestión profesional y respetuosa de la ley”.
A la contraparte haitiana
La contraparte haitiana, según la letra y el espíritu del acuerdo de 1999 sobre las repatriaciones, “debería por su parte lanzar una campaña de sensibilización, particularmente en la región fronteriza y las zonas proveedoras de migrantes”.
La Fundación Zile dijo que de esa manera los potenciales migrantes haitianos serían disuadidos de emprender viajes clandestinos hacia la vecina República Dominicana.