Tomás Aquino Méndez
La semana pasada el presidente Luis Abinader continuó su positiva política de entrega de títulos de propiedad. Puso en manos de familias humildes Mil 118 títulos. La titulación, que inició el pasado gobierno, es un paso positivo.
Las familias que reciben la legalización de sus predios recuperan un bien que les permite ser objeto de crédito. La falta de titulación ha provocado graves y sangrientos conflictos.
También condena a propietarios a vivir en una situación de miseria, aun teniendo un predio que puede servirle de canal para obtener un crédito bancario. Pero no todo es felicidad entre los humildes que esperan un título de propiedad.
En la provincia Bahoruco tenemos más de una veintena de pobres agricultores, nativos del municipio de Tamayo, que en febrero del 2021 recibieron títulos de propiedad del asentamiento AC-550 y aún esperan los terrenos. La última promesa de que recibirían las esperadas tierras, en las que esperan cosechar diversos cultivos le fue hecha hace 49 días.
En esas tierras tienen puestas sus esperanzas. El presidente Abinader les entregó los títulos en febrero del 2021 y a pesar del viacrusis vivido en ese tiempo, las tierras prometidas sólo están en los títulos recibidos.
La última promesa les fue hecha el pasado 25 de septiembre por Guillermo García, director del IAD.
Ese día el funcionario agrícola les dijo a los campesinos: “ya se acabó la espera, la semana que viene eso está resuelto”. 49 días después, aún esperan. La positiva política de titulación del gobierno, está siendo opacada por negligencias cómo esta.
Más de dos años con títulos y sin tierras permanecen más de 20 padres de familias. Esperanzados en ponerlas a producir y mejorar su calamitosa situación. Ojalá que el presidente enmiende esa actitud displicente y haga cumplir su compromiso de asentar DE VERDAD a los campesinos del asentamiento AC-550 de la provincia Bahoruco.