Luego que el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, llamó a República Dominicana y Haití buscar una solución al conflicto entre ambos países, solicitarle reabrir la frontera para permitir el paso de alimentos o medicinas, este domingo se observa un Gobierno menos beligerantes y más flexibile en en enfrentamiento que mantiene con su vecino.
Este domingo, el gobierno de República Dominicana aseguró este domingo que está en la «mejor disposición» de dialogar con Haití, sobre la construcción del canal para desvíar las aguas del río Masacre o Dajabón que construye su vecino, pero reitera que ellos (los haitianos) unilateralmente tomaron esa decisión.
La vicepresidenta Raquel Peña, se refirió al tema al salir de una misa en el santuario de la Virgen de las Mercedes, patrona de República Dominicana, ubicado en La Vega (norte) del país.
«Nuestro Gobierno coincide con lo que expresó el nuncio (apostólico Piergorgio Bertoldi) sobre la mesa del diálogo (entre ambos países), pero no tomar decisiones unilaterales como ellos lo hacen», dijo Peña, quien fue en representación del presidente Luis Abinader.
La segunda mandataria, dijo que el país (República Dominicana) está en la mejor disposición de dialogo con su vecino y afirmó que el «pueblo dominicano es el más solidario con sus hermanos haitianos».
De acuerdo a un comunicado del Gobierno, Bertoldi, quien ofreció una eucaristía en el lugar, dijo que el tema del canal que construyen los haitianos debe ser resuelto a través del diálogo, «porque República Dominicana y Haití son dos pueblos hermanos».
Exhortó a escuchar en la mesa de diálogo «todas las voces»: campesinos y comerciantes que buscan el sustento de sus familias en el mercado binacional que beneficia a ambas naciones.
El Gobierno dominicano dispuso a partir del pasado 15 de septiembre el cierre completo de las fronteras por aire, mar y tierra con Haití, para exigir que se detenga la construcción del canal.
Las autoridades dominicanas aseguran que su construcción contraviene el Tratado de Paz, Amistad y Arbitraje de 1929 y el Protocolo de Revisión de 1936, cuyo articulado señala que «ambas partes contratantes se comprometen a no hacer ni consentir ninguna obra susceptible de mudar la corriente de aquellas o de alterar el producto de las fuentes de las mismas».
El pasado jueves Haití defendió el derecho que tiene de construir el polémico canal, sobre todo, porque tiene, igual que su vecino, usar las aguas del afluente binacional, por lo que decidió apoyar la construcción que se lleva a cabo.
«Sí el canal debe construirse. Sí, hay que esforzarse para que el agua llegue a los canales como es debido. Sí, es a través de la solidaridad y la unidad como puede regarse la tierra de (la llanura de) Maribahoux», afirmó en un comunicado el Ministerio haitiano de Agricultura.
Entre los efectos directos del cierre de fronteras está la paralización de los mercados que, principalmente en Dajabón, celebran ambos países cada semana, así como el éxodo de haitianos hacia su país.