Tomás Aquino Méndez
“El agua se aclara sola”, dice el refrán. Quienes siguen mis Expresiones saben que Monte Grande es, como se dice “el buque insignia” de mi columna. Por más de 20 años escribo del proyecto.
Primero, abogando por que el gobierno lo asuma. Desde el 2009 clamando porque se agilice su terminación, porque así lo exige la proyección turística de la región.
Se necesita más agua, más energía, más productos alimenticios y Monte Grande es un soporte. Desde que se inició la obra he escrito sobre la lentitud en ocasiones y el atraso en la entrega de recursos. En cada uno de los gobiernos involucrados con la presa he mantenido la misma línea.
Cuestionamientos y APOYO, cuando la ocasión lo ha requerido. Los funcionarios, antes y ahora, han tratado de negar lo que he dicho y decir sus verdades. Sin embargo, la VERDAD siempre flota. No me sorprendió que un regante, participante en un encuentro del director del INDHRI, me dijera que Olmedo Caba se sinceró con ellos.
Le dijo que, cuando se anunció que Monte Grande sería inaugurada en el 2022 se hizo como “una estrategia pasajera” para frenar la presión de grupos sociales de la región. Dijo además que “AHORA sí se está trabajando” para concluirla.
Y yo, como Santo Tomás, quiero ver para creer. Julio es la fecha y el ritmo de trabajo que lleva no me parece el indicado. Este PROYECTO no es una parte, es UN TODO. Claro, yo no soy ingeniero y quiero estar equivocado.
Los 14 años en ejecución, son suficientes. En febrero del 2021 el presidente anuncio que Monte Grande se entregaría en agosto del 2022. En febrero del 2023 anunció que será en julio de este año. La Región Enriquillo quiere ya EL METRO DEL SUR.