Desde que se registraran los primeros casos en la década de los 80, más de 40 millones de personas han fallecido por causas relacionadas con el VIH y la fase más avanzada de la infección que provoca, el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (sida).
Solo el año pasado se cobró 450.000 vidas y 1,5 millones contrajeron el virus, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El organismo estima que 38,4 millones viven con VIH, más de dos tercios en África.
Este 1 de diciembre, Día Mundial de la Lucha contra el Sida, te contamos cuáles son los tres avances más prometedores.
1. Antirretrovirales más eficaces (y cómodos)
El VIH ataca el sistema inmunitario y debilita las defensas contra muchas infecciones y determinados tipos de cáncer que las personas con un sistema inmunitario más fuerte pueden combatir más fácilmente.
A esto se le puede hacer frente con terapia antirretrovírica o TAR.
De hecho, desde 2016 la OMS recomienda proporcionar TAR de por vida a todos aquellos que tengan VIH, incluidos los niños, los adolescentes y las mujeres embarazadas con independencia de su estado clínico.
Como consecuencia, el año pasado había en el mundo 28,7 millones de personas infectadas por el VIH en tratamiento con antirretrovíricos.
Esta combinación de fármacos no cura la infección, pero inhibe la replicación del virus en el organismo y permite que el sistema inmunitario recobre fuerza.
2. Medicamentos preventivos exitosos
«En el tratamiento se han dado grandes pasos, pero la verdadera revolución ha venido por el lado de la prevención», apunta Miyashita, codirectora del Centro del Sur de California de las CHPRC.
Se refiere a la profilaxis previa a la exposición, mejor conocida como PrEP.
Si se toma a diario la PrEP consigue reducir en más del 90% las posibilidades de contraer el virus que causa el sida a través del sexo o en un 70% por el uso de agujas no esterilizadas o utilizadas por múltiples personas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés).
La farmacéutica estadounidense Gilead Sciences la empezó a comercializar en 2012 bajo la marca Truvada.
Y, tres años después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) comenzó a recomendar su uso para prevenir el VIH entre los colectivos con alto riesgo de contraerlo, como los homosexuales, los hombres bisexuales y sus parejas femeninas, los trabajadores sexuales o las parejas de alguien infectado con este virus.
Pero si bien sus resultados ya se ven en países desarrollados, el alto precio de este tratamiento lo ha mantenido alejado de las zonas más vulnerables.
3. Las investigaciones para una vacuna
A pesar de cuatro décadas de investigación, aún no existe una vacuna contra el VIH.
Los esfuerzos más recientes para desarrollarla incluyen un ensayo clínico de tres vacunas experimentales basadas en la tecnología del ARN mensajero (ARNm) sintético, usada ya en algunas vacunas contra la covid-19.
Llevada a cabo por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), aún se encuentra en la primera fase.
«Se ha demostrado que hallar una vacuna contra el VIH es un desafío científico abrumador», dijo en marzo, cuando se lanzó el ensayo, el entonces director del NIAID, Anthony S. Fauci, hoy el asesor médico jefe del presidente de EE.UU.