Por primera vez, en dos décadas, el euro alcanzó su nivel más bajo en un contexto de crecientes temores de una recesión que se intensifican por preocupaciones de la seguridad energética de la UE, así como por la actual situación inflacionaria que atraviesa el continente.
A esto se suman las expectativas de que el Banco Central Europeo podría elevar las tasas de interés próximamente para combatir la subida de precios.
En tanto que el dólar ganó en las expectativas de que la Reserva Federal estadounidense continuará aumentando agresivamente las tasas a medida que aborda el problema inflacionario.