Santo Domingo.- «Abusivo» y «exagerado», es el precio del galón de gas propano y de otros derivados del petróleo, lo que va en perjuicio de las grandes mayorías nacionales, acción que sólo puede venir de un gobierno «indolente» con el pueblo y comprometido con los tradicionales sectores de poder económico y oligárquico de República Dominicana.
Durante una vigilia/toque de calderos frente a Industria, comercio y Mipymes, fue el calificativo que organizaciones dan a los altos precios de los carburantes, tras cuestionar que un galón de GLP 141 pesos con 10 «cheles».
«Cuando en agosto del año pasado, fecha en que asumió el poder el presidente Luis Abinader, el precio de ese carburante era RD$117.00, lo que representa un alza de 24 pesos en ese combustible, que es el de mayor consumo en la población», indican.
Señalan que se trata de una acción «contraria» al discurso que mantenía el presidente Abinader en la oposición, igual que Ignacio Paliza, cuando era senador, «quien llegó a catalogar de robo la fórmula que en ese entonces aplicaba el gobierno del PLD para la revisión de los precios de los combustibles semanalmente».
Las mujeres transportistas, Federación de Amas de Casa y la coordinadora Popular Nacional, consideran que las alzas semanales en los precios del GLP sólo benefician las grandes mafias que intervienen en todo el proceso de comercialización de los combustibles, sobre todo, del GLP, que debería venderse a razón de 100 pesos el galón.
Afirman que, además, del alza desmedida del GLP, también tienen que confrontar igual situación en las gasolinas y el gasoil, que se traduce en alzas de los artículos de consumo básico que cada día presentan aumentos desmedidos en sus precios.
“Ya las amas de casas, transportistas, medianas y pequeñas empresas que utilizan gas propano como fuente de producción no aguantamos más esas alzas desmedidas en ese carburante, que nos encamina al uso nuevamente de la leña, con su consecuente deforestación y la destrucción del medio ambiente…” dijeron.
Exigen rebaja inmediata del GLP, reducción de precio de los demás carburantes, ya que provocan permanentes alzas en los alimentos, bienes y servicios, lo que, afirman, deteriora el nivel de vida de la clase media y baja del país.