Alemania inició este lunes una fase más rIgurosa de su segundo confinamiento que transcurre desde mediados de diciembre, con la incertidumbre sobre su duración, el temor al impacto económico y las crecientes tensiones por su aplicación entre el Gobierno central y los 16 estados federados alemanes (Länder»).
Los colegios permanecerán cerrados al menos hasta final de enero, al igual que el ocio, la cultura, la gastronomía y los comercios no esenciales.
De igual forma, los residentes de los distritos con mayor incidencia no pueden alejarse más de 15 kilómetros de su localidad, para atajar la propagación de la pandemia.
Estas fueron algunas de las medidas acordadas el pasado martes por la canciller alemana, Angela Merkel, y los líderes de los 16 estados federados, que limitaron además las reuniones privadas de más un persona de otro hogar.
«El muy elevado número de muertos y la sobrecarga de las Unidades de Cuidado Intensivo nos muestran que estamos ante una fase muy, muy severa» de la pandemia, aseguró el portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert, que consideró que esta «situación hace necesario» mantener y endurecer el parón de la vida pública y la actividad económica.