República Dominicana se da unos lujos que la hacen ver como rica en medio de tanta miseria, de tantas dificultades y de tantas precariedades que padece una inmensa mayoría de sus habitantes.
El nuevo gobierno, que justo cumple dos meses en la dirección del Estado, asumió el gobierno en medio de muchas dificultades: económica, sanitaria, social y hasta ambiental, requiere administrar con pulcritud cada centavo que llega a sus arcas.
Las propias autoridades dicen que no hay un “chele” y, por lo tanto, ha tenido que hasta prohibir regalos, bonos y canastas navideñas fruto de la grave crisis económica, adelantar el cobro de impuestos y muchas otras medidas más que le permitan tener liquidez para atender los asuntos del Estado.
Resulta chocante que mientras el país se hunde en una espantosa crisis económica, el Congreso Nacional asigne más de 20 millones de pesos cada mes a sus congresistas para asistencia social a ciudadanos-as de sus respectivas demarcaciones.
Para tener una idea del monto que eroga cada mes el Estado a favor de los legisladores, el pasado septiembre la suma fue de RD$20,062,000, cantidad que al multiplicarla por los 12 meses del año totalizan RD$240,744,000 aproximadamente.
Apenas el 0.6% de los congresistas “renunció” a recibir el dinero del pueblo para uso individual y, sobre todo, los legisladores del oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM), que se vendieron bajo la bandera del “cambio”, sean precisamente ellos quienes estén “atrincherados” resistiéndose a abandonar una vieja práctica “mañosa”, “engañosa” y poco transparente.
Los “cuartos” de los ciudadanos no son para mantener a los senadores promoviéndose permanente, con acciones parasitarias que profundizar la miseria, la pobreza, para la compra de lealtades o voluntades, esos recursos ¿por qué no invertirlos en salud y en educación?
No es un barrilito, mucho menos un cofrecito que tienen los senadores, sino una “cogioca” para accionar individualmente para mantener adhesiones parasitarias a cambio del voto cada cuatro años.