El continente africano superó este miércoles la barrera de los 500.000 casos de COVID-19, con Sudáfrica aunando más del 40% del total, mientras que la mortalidad se mantiene baja, con unos 12,000 fallecimientos en total.
El coronavirus ha dejado ya 508,918 casos, de las cuales casi la mitad de las personas ya se han recuperado de la enfermedad y 11.997 han fallecido, según los últimos datos recopilados por la agencia Efe a las 10.00 CET de los recuentos gubernamentales de cada país y los datos que tabula la universidad John Hopkins.
Sudáfrica es el país con más casos del continente, con 215.855 y 3.502 muertes, seguido de Egipto (77.279 casos y 3.489 muertes); Nigeria (77.279 casos y 669 muertes); Ghana (29.789 casos y 129 muertes), y Argelia (16.879 casos y 968 muertes).
No obstante, menos de 10 países africanos llegan a los cinco dígitos de casos y solo Egipto y Sudáfrica tienen más de 1.000 fallecidos, y las tasas de recuperación son muy altas en la mayoría de naciones.
El ritmo de infecciones, sin embargo, sigue acelerándose en el continente: transcurrieron 98 días para alcanzar los 100.000 casos desde que se detectara el primer contagio el 14 de febrero en Egipto, en comparación con los 9 días que han bastado para pasar de los 300.000 a los 400.000 casos en junio, y los 7 días para saltar de los 400.000 a los 500.000.
Sudáfrica, epicentro en el continente africano
Sudáfrica se mantiene, con mucha diferencia, como el país más golpeado por la COVID-19 en toda África. De hecho, la escalada de casos registrada durante el mes de junio ha puesto ya a Sudáfrica como la quinta nación con más casos activos del mundo (algo más de 100.000) y la cuarta en la lista de países con más nuevos contagios diarios (entre 8.000 y 10.000 por jornada).