La provincia china de Hubei, epicentro del brote del nuevo coronavirus (COVID-19), reportó un aumento récord de muertes este jueves, además de miles de casos más, luego de utilizar un nuevo método de diagnóstico, lo que sugiere una crisis mucho mayor.
Funcionarios de salud indicaron que 242 personas murieron este miércoles en la provincia de Hubei, foco de la epidemia, lo que representa, con gran diferencia, el mayor número de muertes registrado en un solo día en esa provincia.
El récord diario de decesos se había alcanzado el pasado 10 de febrero con 103, con esto, el total de muertes por el virus en China asciende a 1.367; 254 más que el día anterior, dijo la Comisión Nacional de Salud.
Asimismo, este jueves se registraron 15.152 nuevos infectados, con lo que el número total se eleva a 59.805, según la comisión.
Nueva modalidad de diágnostico
Las autoridades de esa provincia explicaron que ahora se incluirán en los cálculos «a aquellos pacientes que han sido clínicamente diagnosticados». Hasta ahora, los casos se confirmaban por medio de pruebas realizadas con equipos que escaseaban en la provincia, y el nuevo criterio dará más atribuciones a los médicos para poder diagnosticar los contagios.
Aunque no se han hecho públicos muchos más detalles sobre esas nuevas guías, los representantes del ejecutivo provincial encargados de los asuntos sanitarios aseguraron que permitirán «a los pacientes recibir un tratamiento a tiempo».
Demanda global de petróleo sufrirá primera contracción en más de una década
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) aseguró este jueves que la demanda global de petróleo ha sido «duramente golpeada» por el COVID-19 y adelantó que sufrirá su primera contracción en más de una década en los tres primeros meses del año.
En su informe mensual, la AIE calculó que la demanda de crudo caerá en el primer trimestre de 2020 en 435.000 barriles diarios respecto al mismo periodo de 2019, y estimó que el crecimiento en todo el año será solo de 825.000 barriles diarios (365.000 menos que lo previsto), el menor aumento desde 2011.
El organismo dependiente de la OCDE reconoce que todavía es difícil precisar cuál será el impacto del COVID-19 sobre el petróleo, aunque sus estimaciones parten de un retorno progresivo a la normalidad en el segundo trimestre de este año.