Viven y reflexionan desde la comodidad de un desarrollo y de una calidad de vida que no están al alcance de la mayoría de la población mundial (Francisco, Encíclica, Laudato si’).
Los signos del papado de Francisco marcan una nueva historia y un nuevo rostro de la Fe, alejada de la vanidad y las ínfulas de liturgias atrapadas en el ruido de la presunción y la grandeza carentes de amor, compasión, perdón y fraternidad auténtica para con el otro.
Francisco nos anuncia una Fe viva que no se deja atrapar por un formalismo instruccionista esquemático: de cursos matrimoniales, cursos bautismales, diplomados teológicos para el lectorado y el diaconado permanente, vacíos de vidas, espíritu y vivencias de amor y Fe.
Francisco, el hombre, el obispo de Roma y pastor de la Iglesia Universal, reclama una iglesia no movida por razones gerenciales de horarios y citas pastorales, de administración y acreditación de planes de estudios sacraméntales ausentes de vida en Dios.
Proteger la casa común, la naturaleza, es la convicción de una preocupación central del Papa Francisco. Pero, esa ecología, tiene un centro de significación, cuyo eje es la vida humana y su degradación. Francisco en su filosofía de la naturaleza y su pastoral ecológica, lo plantea así en su Encíclica, Laudato si’:
“El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social”.
Los escándalos actuales relacionados con la pederastia han sacudido los cimientos de la Iglesia y, a este Papa le ha tocado lidiar con ello. Una de las peores causas de este pecado es la degradación humana de que han sido víctimas inocentes criaturas de Dios, que esta peste anti amor ha destruido; sembrando muerte de esperanza en seres con sueños y confianza en unas manos llamadas a cuidarles y conducirles al camino del amor de Dios.
Sectores oscuros con historia, poder y tradición dentro de la Iglesia están llenos pavor ante un Papa que con un mensaje evangélico sencillo y lleno de amor, luz y verdad sorprende de esperanza y vida el mundo y la iglesia a la que le sirve.
Su profunda fe en el amor de Dios hacia los peregrinos de esta vida en el planeta creados por el padre, le llevó a elegir como nombre ante su compromiso papal de Francisco, en honor del Santo Así, quién nos legó lo mejor de su espiritualidad en las Florecillas, obra que inspira a Francisco para su papado, defensa de la vida y fortaleza para enfrentar las incomprensiones ante quienes no renuncian a sus debilidades y cultura de muerte.
De este texto ofrezco un fragmento del momento angustioso que vive el Papa Francisco y como recomienda Francisco de Así enfrentarlo, cito: – “No temas, Francisco, porque todas las tentaciones con que ha de ser combatido el hermano Bernardo son permitidas por Dios para ejercicio de su virtud y para corona de sus méritos. Y acabará obteniendo victoria de todos los enemigos, ya que él es uno de los comensales del reino de Dios” (Las Florecillas).
Con estas reflexiones llegamos al final de esta serie de cuatro trabajos: Francisco un nuevo rostro de la Fe y la Iglesia Latinoamericana, Teología de la Liberación y los Documentos de Medellín, cerramos con este mensaje de Francisco en su Encíclica, Laudato si’.
“El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar”.
*Autor. Filósofo Constitucionalista, Profesor Titular UASD
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