Dr. Vinicio López
La razón por la que hoy escribo se debe a que nuestras leyes nacionales contemplan una pensión para toda persona que trabaje durante más de 20 años y cumpla 60 años de edad.
Sin embargo es muy probable que en esta lucha desigual mueran médicos, personal de salud de todos los niveles (incluyendo conserjes) sin que alcancen los 20 años de servicios ni los 60 años de edad.
Es de justicia pensar en fórmulas que permitan una compensación económica digna para la manutención de las familias de nuestros héroes fallecidos en combate.
En una muy atinada medida el Gobierno Dominicano ha establecido una compensación económica temporal para médicos y militares que arriesgan su salud personal y familiar en la lucha contra el diabólico Coronavirus, agente causal de la terrible enfermedad Covid 19.
En esta lucha la pérdida de la vida es una posibilidad, mucho más cuando en este combate no se disponen de los insumos necesarios para la protección efectiva frente al posible contagio.
Es algo que ocurre a nivel mundial, en naciones tan poderosas como los Estados Unidos de América, y otras no tan poderosas como España e Italia. Lo que está sucediendo en New York, capital económica del mundo, es lastimoso.
Quédate en casa es el slogan del momento, pero el médico recibe la orden contraria de salir a cumplir con su sagrada y patriótica misión en favor de la salud de la población, sin distinción de condición socioeconómica, racial, política o religiosa.
Atrás queda la angustia de la familia, la incertidumbre del contagio del médico y la posibilidad de ser un vector transmisor de la enfermedad a su familia.
Aunque es un héroe su corazón va roto emocionalmente, y peor aun cuando tiene que decidir en esta medicina de guerra a quién salvar o a quién dejar morir, porque los recursos disponibles no alcanzan para la exagerada demanda. Nunca antes a los médicos se nos había impuesto dejar morir a nadie. El drama no puede ser más tétrico.