Un prelado italiano que vive en la misma residencia que el papa Francisco, en Ciudad del Vaticano, dio positivo al nuevo coronavirus este miércoles y fue hospitalizado por esta causa, informan medios de comunicación italianos.
Se trata de un empleado de la secretaría de Estado (gobierno del Vaticano) que reside desde hace años en la Casa de Santa Marta, una residencia donde el papa tiene un pequeño apartamento, donde come y organiza reuniones privadas, informan la agencia italiana Ansa y los especialistas del Vaticano de los diarios Il Messagero y La Stampa.
Se han tomado medidas de desinfección para el edificio, según fuentes oficiosas citadas por estos medios. Tras ser elegido, el papa, Francisco rechazó el aislamiento de los suntuosos apartamentos del palacio apostólico y prefirió quedarse en los 50 metros cuadrados de la residencia de Santa Marta, que también alberga a prelados de paso por Roma.
Según la página web «Vatican Insider» de la Stampa, el papa lleva un tiempo rodeado de un «cordón sanitario anticontagio», que lo sigue en todos sus desplazamientos.
Ya no come en la sala común de la residencia, sino que lo hace en su apartamento, y las personas que están en contacto con él disponen de productos desinfectantes.
Cuatro casos en el Vaticano
Un vaticanista de la revista jesuita estadounidense América afirma que el hombre que dio positivo es monseñor Gianluca Pezzoli, de 58 años, jefe de la sección italiana de la Secretaría de Estado.
Vive permanentemente en la residencia de Santa Marta, como una decena de otros sacerdotes que trabajan en los servicios del Vaticano, pero no estuvo en contacto directo con el papa Francisco, según este periodista cercano al sumo pontífice.
El martes, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, dio cuenta de cuatro casos de COVID-19 en el Vaticano. Se trataría de un sacerdote que pasó por el centro médico de la Ciudad del Vaticano, un empleado del servicio de mercancías y dos de los Museos del Vaticano. El prelado contagiado que vive en la residencia de Santa Marta sería por lo tanto el quinto.
A finales de febrero Francisco, a quien se le extirpó una parte del pulmón en su juventud, se resfrió y tosía. En su última audiencia al aire libre, el miércoles 26 de febrero, estrechó la mano de decenas de fieles. Después canceló excepcionalmente las audiencias públicas y los viajes durante dos semanas, una medida que suscitó interrogantes en plena epidemia de coronavirus en Italia.
«En una jaula»
Jorge Bergoglio, conocido por no rehuir de los apretones de manos ni de los besos en la mejilla o la frente. El contacto con miles de gérmenes potenciales no parece asustarlo, pero ahora se dirige a los fieles por vídeo: celebra misa a diario desde la pequeña capilla de la residencia de Santa Marta o les habla desde su biblioteca privada en el Palacio Apostólico.
En su primera oración del ángelus recitada a través de este medio, el 8 de marzo, confesó que se sentía «en una jaula». Al día siguiente, reanudó sus audiencias públicas en el palacio apostólico, recibiendo a una treintena de obispos franceses en peregrinación.
En las fotos oficiales, los obispos del oeste de Francia estaban sentados en sillones bastante separados entre sí, muy lejos del papa Francisco, pero según participantes, luego el santo padre estrechó la mano de todos los obispos. A mediados de marzo, uno de ellos, monseñor Emmanuel Delmas, dio positivo al COVID-19.
El papa Francisco salió de la Ciudad del Vaticano el domingo 15 de marzo a rezar por «el fin de la pandemia» en dos iglesias de Roma. Las calles estaban desiertas y la población, confinadas en sus casa.