Santo Domingo.- La primera sesión para evaluar jueces de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) por el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), estuvo muy caldeada y llena de tensión.
Cuando tocó el turno a la actual presidenta de la Sala Penal de la SCJ, Miriam Germán Brito, las preguntas y respuestas a ella, por el procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez, en su condición de miembro del órgano, le leyó varias cartas anónimas.
Esas misivas hacían una serie de imputaciones, por ejemplo, su amistad con Víctor Díaz Rúa, con quien, según la carta anónima leída por Rodríguez, la magistrada se reunió secretamente con él, luego de objetarla por ese vínculo cuando Díaz Rúa fue imputado en el caso Odebrecht.
La juez respondió: «cierto tiene un lazo de amistad con el exfuncionario, que nunca lo ha negado y que, también, es verídico que se visitan como amigos, aunque no tan constante como antes».
Otra de las cartas leídas por el procurador es sobre una cantidad de propiedades que “presuntamente” tiene Germán Brito y que a juicio del anónimo, la magistrada no puede justificar por el salario que percibe y que, además, no figuran en su declaración de bienes.
Dentro de esas propiedades, mencionó una villa en San José de Ocoa, un apartamento y otros inmuebles, en las cuales alegadamente utiliza a su hijo de testaferro, “cuando este nunca ha trabajado y no puede tampoco justificar los bienes”.
Ante esto, la jueza dijo que esos bienes lo han adquirido por la venta de propiedades del padre de uno de sus cuatro hijos.
El escenario se convirtió en un campo de preguntas y respuestas de Miriam Germán Brito y Jean Alain Rodríguez.
La magistrada contestó al procurador con frases como “De este puesto me voy como salí. Si esto fuera de dos vías, habláramos de usted”; “Yo hace tiempo que aprendí que los demás tratan a uno no como uno es, sino como ellos son”.
“¿Sus agentes especiales no llegaron ahí?”, preguntó en algún momento la magistrada al procurador alegando que esas eran cosas que debieron investigar.