A más de un año después del comienzo de las hostilidades del Ejército israelí y el grupo libanes Hezbolá, la diplomacia consigue mediar un alto a las confrontaciones bélicas entre ambos bandos.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fue el primero en anunciar su apoyo a oficializar un acuerdo de armisticio con la milicia libanesa a través de un mensaje televisado.
Horas después, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, a través de una alocución desde los jardines de la Casa Blanca, confirmó el acuerdo –mediado por Estados Unidos y Francia–, celebrando la disposición a la paz en ambos bandos.
Sin embargo, advierte Israel conserva su «derecho de autodefensa si el acuerdo se rompe», sin hacer mención a ese mismo derecho al que tendrían los libaneses.
Después de que las hostilidades entre Hezbolá e Israel revivieran el 8 de octubre de 2023, un días después de los atentados de Hamás en suelo israelí, el conflicto recrudecido en los territorios palestinos se expandió hasta Líbano, donde las brutales embestidas bélicas de Israel han provocado al menos 3.768 víctimas mortales y alrededor de 1,2 millones de desplazados internos.
Ahora las hostilidades en la frontera entre Líbano e Israel parecen cesar, al menos momentáneamente, producto de meses de esfuerzo diplomático multilateral que, por fin, se adjudican un triunfo en Medio Oriente.