Madrid.- La defensa de Ana Julia Quezada, quien confesó mató el niño español Gabriel Cruz, de de 8 años, pidió 3 años de prisión para la dominicana.
La defensa en su razonamiento de defensa a la señora Quezada argumenta que lo que hizo la extranjera no fue un asesinato, sino un homicidio imprudente.
En su escrito, la defensa, a la que ha tenido acceso la Agencia Efe, los abogados reiteran su oposición a celebrarle un juicio con jurado, “porque la extraordinaria y desmedida repercusión mediática de los hechos privaría a cualquier ciudadano llamado a ser jurado de la imparcialidad y serenidad de ánimo requeridas”.
La ciudadana doinicana fue detenida el 11 de marzo de 2018, en Vícar, Almería, sureste de España, con el cadáver del niño en su coche, el cual hijo de su entonces pareja.
El hallazgo tuvo lugar 12 días después de la desaparición del pequeño, provocando desde el primer momento un gran despliegue policial y ciudadano, incluida la propia aimputada que participó activamente junto a su compañero sentimental y padre del niño.
El pasado enero la Fiscalía española pidió prisión permanente revisable a Quezada, la pena máxima aplicable en España, que supone cumplimento íntegro de entre 25 y 35 años de cárcel.
Los letrados relataron cómo el 27 de febrero del año pasado, tras una comida familiar en la cercana localidad de Níjar, Quezada se trasladó a una casa cercana propiedad de su pareja.
Mantienen que una vez en la finca Gabriel cogió un hacha para jugar y que Quezada le dijo que la soltase porque era peligroso y podía hacerse daño, añadiendo que en ese momento el niño la insultó negándose a entregarle el objeto.
Sostienen que su cliente intentó quitarle el hacha y le tapó la boca “apretándola con la intención de que se callara” y “tras breves momentos, éste ya no respiraba”.
A continuación, enterró el cuerpo fuera de la casa y de acuerdo con sus abogados “incapaz de afrontar lo acontecido y sin saber cómo explicarlo a su pareja, ante la desmedida repercusión mediática, continuó ocultando lo acontecido hasta su detención”.
Reclaman por ello la pena citada por homicidio imprudente, ampliable a diez años en el caso de que se considere que hubo un homicidio doloso, con la atenuante de confesión tardía de los hechos.
Quezada llegó a España en 1995 y se instaló en Burgos, al norte de España, junto a una hija. Posteriormente se casó y tuvo otra niña.
La mayor de ellas falleció en 1996 al caer desde una ventana de una vivienda de Burgos a un patio interior, un caso que se cerró como una muerte accidental. Años más tarde se mudó al sur donde conoció al padre de Gabriel.