“A lo que a nada nos cuesta hagámosle fiesta”, así reza el refrán popular y que el candidato del partido Fuerza del Pueblo (FP), Rafael Méndez, usa como argumento para definir el derroche de los recursos públicos en la Provincia Bahoruco.
Incluso, afirma Méndez, quien aspira a volver nuevamente a ocupar una curul en la Cámara de Diputados en representación de su provincia Bahoruco, que la enorme cantidad de recursos públicos exhibido entre los mismos (aspirantes oficialistas), resulta obsceno y asqueante, sobre todo, cuando hay un pueblo que sufre por la mala gestión de gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Según revela ese «derrroche» de dineros públicos, sin precedentes en la historia del país, es patrocinada por «altos funcionarios del actual gobierno gobierno de Abinader», quienes se han repartido el apoyo a los candidatos oficialistas en este territorio, ubicado al Suroeste de la República Dominicana.
Méndez, expresidente del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), indicó que el «derroche indiscriminado de recursos públicos» entre candidatos oficialistas, aparentemente buscan ante la población competir más por la «exhibición de millones», que por la favorabilidad del electorado.
Esa «burda competencia» -dice el aspirante a diputado- se parece mucho al refrán popular de que, «a lo que nada nos cuesta hagámosle fiesta”, por lo que llama a la población conderecho al sufragio en los comicios de este domingo 19 de mayo a castigar a los derrochadores quienes juegan con la miseria de las personas.
“Si ese derroche indiscriminado y poco disimulado, de uso de los recursos públicos en una provincia pequeña, uno se hace una idea de lo que sucede en demarcaciones con más densidad poblacional y territorial, con mayor número de candidatos y candiatas, requiriendo mayor logística, mayores gastos propagandísticos, así como medios materiales para llegar al electorado”, observó.
Estrategia basada en el engaño
El aspirante a diputado por la provincia sureña, consideró que parte de los medios utilizados por el gobierno – Abinader, están cimentados en posicionar su gestión utilizando para ello una estrategia político-electoral engañosa que desnaturaliza la misión del conjunto de los poderes públicos, reduciéndolo a un mero Estado clientelar.
Consideró que todas las acciones oficiales responden a una estrategia de promesas que manipula las esperanzas y necesidades de la gente, en todos los niveles sociales, “en el que la distribución de recursos y beneficios gubernamentales a la población lo hace a cambio de apoyo político”.