Con honores y exigencia de justicia, sepultaron al segundo teniente Fernando Pérez Berigüete, asesinado a tiros el pasado 27 de febrero en un supuesto asalto para sustraerle su arma de reglamento, cuando llegaba a su casa, luego de participar en el desfile militar el pasado 27 de febrero (Independencia Nacional).
Mientras el ataud con su retos motales era introudcido el nicho donde descasará por siempre, se escuban las notas del Himno Nacional, el toque de trompeta del Ejército como señal de respeto al militar asesinado por antisociales.
Su esposa, María Estela de Pérez, con los 3 hijos del malagrado ofical entre sus brazos: 2 niños y un joven de 10, 13 y 18 años, respectivamente, fue recibida en la entrada del cementerio Cristo Salvador, Santo Domingo Este, por un pelotón conformado por 30 conscriptos del organismo castrense.
Las melodías de una trompeta con un sonido deprimente marcaron el inicio del solemne acto en el que oficiales del Ejército entregaron la bandera dominicana a esta familia por los 25 años de servicio a la protección de la soberanía dominicana. El llanto de los presentes no cesaban por la pérdida a destiempo de su ser querido que apenas tenía 44 años.
“Dios mío, no lo puedo creer todavía. Él era un hombre de bien”, vociferaba una tía, sostenida por otros familiares, por el dolor que inhibía sus ganas de estar de pie.
La madre del teniente, Onelia Beriguete, relató que el suceso tuvo lugar cuando él regresaba a casa, pasadas las 8:00 de la noche. Sirvió a la Patria por 25 años levantándose entre 4:30 y 6:00 de la mañana
Oficiales de la Policía Nacional, parientes y amigos de la familia acompañaron a Beriguete hasta su momento final, en el que sería llevado hacia la tumba.
Entre los estrechos pasillos de los terrenos baldíos del camposanto fue donde sus hijos y su concubina, a quienes el fenecido militar “amaba con locura”, se despidieron con ramos y lamentos. “Ay, Dios mío”, repetía a gritos su esposa abrazada de sus hijos.
Luego de pedir a Dios dar descanso eterno al “noble” militar y ser humano, suboficiales del Ejército hicieron disparon hacia el cielo con los que dictaron el último adiós al malogrado militar.
Sed de justicia
“Que resuelvan con él (culpable), lo mismo que le hicieron a él (Beriguete). Que no lo dejen vivo tampoco si lo encuentran”, esto pide Martín Encarnación a la Policía Nacional pidiendo justicia por su cuñado, a quien consideraba como un hermano.
Fue tanta la aflicción de sus hijos, madre y esposa que no les permitió expresarse sobre su querido “Fernan” durante el entierro, tan solo mostraron la impotencia, frustración y desconsuelo que generaron los más de 4 disparos que ocasionaron la muerte del “eterno” segundo teniente del Ejército.
Mientras tanto, la Policía Nacional continúa realizando las investigaciones correspondientes para identificar a los culpables del hecho ocurrido el martes en la noche, pasadas las 8:00, en Villa Liberación, sector en Santo Domingo Este.