José Estalin Quezada Perera
Una realidad cruda se vive en la República Dominicana, la alarmante ola de desaparecidos, de secuestros que ha puesto en preocupación a toda la población en las últimas semanas, los cuales ahora han tenido más visibilidad gracias a la tecnología y las plataformas digitales que han puesto en evidencia este peligro inminente que afecta sin importar de donde vengas.
Lo más afectados aparte de la víctima, son sus seres queridos y familiares que sufren la angustia día tras día. ¿Ahora, quien o que ampara a estas personas? ¿Quién les da un atisbo de esperanza de encontrar a su ser querido?
En nuestra actual legislación y en los organismos castrenses, no existe algún protocolo oficial, ni un departamento especializado en personas desaparecidas.
Entonces, como es que se resuelven estos casos en la República Dominicana, con datos cada vez mas alarmante, desde enero a julio del 2022 ya la cifra de desaparecidos en el país era de 126 personas, y más de 10,000 casos en los últimos 5 años, según un informe hecho por la CNDH-RD.
Es importante destacar, que, el tráfico de órganos y trata de personas es una realidad obvia en nuestra sociedad y no es atendida en su justa dimensión por los departamentos del estado.
Es necesario que se promueva y discuta una Ley General sobre Búsqueda de Desaparecidos, y la misma, cree mecanismos para que las instituciones castrenses habiliten departamentos de búsqueda a que organicen equipos a nivel nacional y local, con las medidas cautelares pertinentes.
Asimismo, esta ley debe tener como objetivos principales; la búsqueda de una persona debe ser bajo la presunción de la vida, respetar la dignidad humana, debe tener un enfoque diferencial y debe respetar el derecho a la participación de la ciudadanía. Estos objetivos generales deben primar en un protocolo de búsqueda de persona desaparecidas.
El fin de este artículo es darle paso a la que puede ser la esperanza que aun poseen todas esas personas que han desaparecido y a sus familias que sufren de los mayores pesares, de que en la República Dominicana podamos tener la tranquilidad de salir a las calles sin el temor de ser secuestrado.
Que nuestra sociedad tenga la oportunidad de apoyar a estas familias en la búsqueda de sus seres queridos, y que esa esperanza que anhelan pueda ser realidad.