El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, encabezó este viernes la inauguración de la refinería Olmeca del puerto Dos Bocas, en el municipio de Paraíso, en el estado de Tabasco. La obra es un pilar en la política energética impulsada por su Administración para garantizar la autosuficiencia.
Durante la inauguración, López Obrador apuntó que cuando concluya las obra, prevista para el 2023, se procesará «toda nuestra materia prima para producir gasolinas y diésel». Esto debido a que Dos Bocas es una terminal marítima que actualmente recibe más de un millón de barriles diarios de crudo de los pozos de tierra y someros de Tabasco y Campeche.
«Significa generar empleos y ser independientes de una crisis energética como la que se está padeciendo ahora», agregó el mandatario mexicano.
La última refinería construida en México fue la de Salina Cruz, en el estado de Oaxaca, que comenzó a operar en 1979, durante el Gobierno de José López Portillo. En medio de algunos retrasos en la obra, el mandatario anunció que este viernes se daría inicio a las «prácticas para la operación», es decir, una fase previa a las pruebas y la posterior puesta en marcha de Olmeca.
López Obrador busca que México produzca «las gasolinas que el país consume» y que deje de importarlas. Por ello, se trazó la meta de modernizar las siete refinerías existentes, incluyendo la que Petróleos Mexicanos (Pemex) compró a Shell y que opera en Deer Park (Houston, Texas).
En Dos Bocas, la administración de López Obrador estima que en 2023 podría tener la capacidad para procesar hasta 340.000 barriles diarios de crudo.
Si se toma en cuenta las ocho refinerías, la nación produciría unos 1.880.000 barriles diarios de gasolina, diésel y turbosina, que «equivale a garantizar nuestro consumo interno», según los cálculos de López Obrador.