El periodista Lauterio Vargas anunció la puesta en circulación de su ensayo Jesús y Barrabás: Mi versión irreverente, en el cual analiza algunos temas presentados en la Biblia y plantea que ese extenso texto tiene omisiones, impresiones y contradicciones en torno a la historia del cristianismo y la vida de Jesús, al cual define como el hombre más grande que ha existido en la historia de la humanidad.
Destaca que se analizan algunas de las narraciones bíblicas sobre los acontecimientos ocurridos con la crucifixión de Jesús, las cuales son presentadas por los evangelistas Lucas, Mateo, Marcos y San Juan.
En el libro disponible en Amazon, Vargas critica el hecho de que aunque en las celebraciones de las liturgias y misas, cuando se menciona el nombre de Barrabás, lo primero que viene a la mente del cristiano es la palabra ladrón o asesino, llama la atención que de los cuatro evangelistas solo uno escribió que Barrabás era un ladrón. Los otros tres narradores, se refieren a él como “un preso famoso”, “un preso por sedición”, y “un preso por participar en un motín y un homicidio”.
En la Biblia no se ofrecen más detalles de las razones por las cuales Barrabás era un preso famoso en los tiempos de Jesús, pero entre los religiosos cristianos su fama siempre ha sido porque “era un ladrón”.
Señala que al presentar esta temática corre el riesgo de ser acusado de no creer en la existencia de un ser omnipotente, omnipresente y omnisapiente, creador del Universo, pero que el interés es hacer algunas precisiones sobre temas que ya están escritos en la Biblia, de los que se ha hablado mucho y que son interpretados dependiendo del interés de la religión.
Aunque con un lenguaje irreverente y con marcado humor, se presenta al hombre como un violador empedernido de cualquier ley que le pongan, porque está dotado de libre albedrío y, desde el principio, siempre ha sido tentado para no cumplir las reglas.
Entre los temas obviados en la Biblia se destacan el destino de la madre de Jesús y sus hermanos. No se dice la suerte que corrieron tras la crucifixión. Tampoco se les da importancia a los padres de María ni a los de José. ¿Por qué no se mencionan en las llamadas sagradas escrituras?
Otro punto que no se toma en cuenta son los nombres de las mujeres, las esposas de los personajes bíblicos que, al parecer no importaban, ya que en la mayoría del texto bíblico se citan los nombres de los hombres, los de sus hijos y los de sus nietos, pero, al parecer, los escritores no se aprendieron los nombres de las mujeres porque no los mencionan y cuando se refieren a ellas, son citadas como la esposa y las hijas.
De igual forma considera que la intervención del Imperio Romano, en el año 380 luego de la crucifixión de Jesús, cuando declaró al cristianismo como su religión oficial, solo desvirtuó el proceso de crecimiento sostenido que experimentaba ese movimiento religioso, ya que lo impuso a fuerza de fuego y a punta de espada.
De acuerdo al texto publicado por Vargas, otros puntos que se destacan son las falsas creencias en que caen muchas religiones llamadas cristianas que se contradicen con el “Decálogo de la Biblia”. Sus prácticas van en contra de los Diez Mandamientos, pero no les importa, por eso se han atribuido la potestad o el poder para decidir quiénes son santos y quiénes no. Adoran a miles de santos y se inventan cultos hacia imágenes de supuestas vírgenes y símbolos, con lo cual caen en la idolatría, que es penada por Jehová.