Benny Rodríguez
Barahona. – Hace más de año y medio que en esta provincia es quien da la cara. Está en la primera línea de combate. Sin miedo hace frente a ese enemigo invisible, que cambia a cada momento su tren de pelea, haciendo más difícil y desigual el combate, pero no imposible para pensar que no podrá vencerlo. Su resiliencia indica que está resuelto a dar la pelea a su oponente: la COVID-19.
Aunque es de baja estatura, de hablar pausado, incluso, luce un tanto tímido, hace honor a su último apellido, combinado con su primer nombre, cumple fielmente el “juramento hipocrático”, ese compromiso ético y humano que hace el profesional de la medicina frente a sus pacientes.
Se entrega por y para la vida. Garantizarla al paciente es su interés, muchas veces no lo logra por las “mañas” del enemigo que enfrenta, pero no impiden al único especialista neumólogo para atender a los pacientes afectados de coronavirus en toda la Región Enriquillo, como cuan “David” busque por todos los medios posibles vencer al gigante y temible “Goliat”. Aquí el fin justifique los medios.
Un “verdadero héroe”, a quien le ha tocado luchar contra un enemigo común que arranca la vida de dominicanos y dominicanas que cada día pierden la batalla frente a la enfermedad del coronavirus: el neumólogo Ángel Víctor Pérez de León, un guerrero que sin importar el enemigo al que enfrenta lucha contra el, con el propósito de acabar con la pandemia.
El doctor Pérez de León, era el único especialista que en ese momento tenía toda la región y fue a quien tocó organizar a su equipo de combate que, pese a las dificultades, afirma que “dan la batalla a su oponente” al que se espera vencer muy pronto.
Pérez de León, accedió a conversar con #LaLupaDelSur, para narrar su experiencia frente a un “monstruo” que ha provocado la muerte de más de 50 personas en esta provincia, aunque oficialmente solo se conocen 32 defunciones a causa de la enfermedad.
Ni hospital había
Recordó los inicios hace casi un año y medio para enfrentar la enfermedad, no contaban ni con un hospital para atender a los eventuales enfermos de Covid-19, que han sido muchos, debido a que el centro que ocupan en la actualidad estaba siendo intervenido por los trabajos de remozamiento que se llevaban a cabo.
Pérez de León, dijo con el Colegio Médico y el ayuntamiento como aliados estratégicos, solicitó a la anterior directora de los Servicios Regionales de Salud, doctora Rosa Ariza Cury, así como a la exdirectora Provincial de Salud, Amelia Figuereo, que se le facilitara el Hospital Jaime Sánchez (HJS), para habitarlo como hospital covid para toda la región.
“No teníamos médicos tampoco para dar respuesta. Dije a esa gente que me facilitaran 16 médicos para capacitarlos, porque imagínate, era algo nuevo”, expuso.
De la cantidad de colegas que solicitó le facilitaron 13: 6 están en el área de triages (espacio previo a un eventual internamiento del o la paciente que resultase afectado con el virus) y 7 en internamiento del HJS.
Las entonces autoridades sin vacilar atendieron su solicitud ante la gravedad de la situación, procediendo a dividirlos en dos grupos: una para triages (funciona en el Hospital Regional Universitario Jaime Mota) y el otro para el Jaime Sánchez, que funciona para los internamientos de los pacientes.
“Fue así que empezamos: en una parte comenzó a trabajar de inmediato el ingeniero Encarnación para adecuarlo y destinarlo a covid, como en efecto ocurrió”, dijo durante la entrevista que concedió a Listín Diario.
Pérez de León, egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), mientras que, de la especialidad en medicina interna y neumología, del hospital militar Carlos Arcelor, de Caracas, Venezuela y nativo del Batey Central, hoy Villa Central, con categoría de Distrito Municipal, dijo que ha sido una “ardua batalla” a la que ha tenido que enfrentarse, no solo él, sino acompañado del equipo que conformó con ese propósito, teniendo que aprender sobre la marcha de la enfermedad, tanto él como sus colegas que le acompaña en esta “guerra”.
“Una experiencia tremenda, cómo te digo, eh, imagínate, si cada día vemos más fallecimientos de gente cercana, entiende……, es una situación fuerte, de verdad que sí”, explicaba Ángel Víctor a este reportero de Listín Diario.
Sin respiro
Ha sido una verdadera batalla a la que se enfrenta cada día el especialista de la neumología desde el surgimiento mismo de la pandemia, pero esa lucha tomó más cuerpo luego de la Semana Santa en la que prácticamente no ha tenido respiro.
Desde esa época, en que por disposición oficial se permitió visitar lugares de diversión, hoteles, playas, ríos y montañas, bajo la orientación de “respetar” los protocolos sanitarios, los cuales estaban “garantizados”, el promedio de paciente en el área de internamiento para personas afectadas de coronavirus fluctúa entre 20 y 30 pacientes por día.
En ocasiones, -dice- recibe un “gran premio” cuando da el alta médica a pacientes que vencen el virus, “como el otro día que enviamos a sus casas a 11 personas, refirió dos, incluyendo el Director de los Servicios Regionales de Salud, doctor César Ulises Díaz Montás y el joven abogado, El joven abogado Kelton Osiris Ferreras, de 37 años, falleciendo este último el pasado viernes 17 de junio por la tarde”.
“Esa muerte me dio duro, porque co… esposo de una doctora, compañera de uno”, dijo el profesional de la medicina con voz queda por la muerte del esposo de una colega.
Ni para la familia
Su responsabilidad frente a la pandemia es muy exigente, requiriéndole una gran inversión de tiempo, ya que no solo está al pendiente del área de triages e internamiento, sino que, tiene la misión de vigilar las emergencias de las dos clínicas privadas de aquí, que no tienen espacios para pacientes afectados de coronavirus.
Su jornada empieza a las seis de la mañana, en el Hospital Jaime Sánchez, en donde permanece unas cuatro horas, si no hay eventualidades que requieren más tiempo de su presencia allí, a donde acude a ver los pacientes, luego va al triage que funciona en el la parte de atrás del Hospital Regional Universitario Jaime Mota, por un tiempo similar, luego a los dos centros privados.
Casi siempre llega a su residencia, ubicada en el sector Blanquizales sobre las nueve de la noche, pero su teléfono debe estar activo las 24 horas, “porque en ocasiones llego a la casa, pero ni siquiera me dejan entrar el vehículo, pues casi siempre hay eventos que debo atender y regresarme de donde vine”.
Su entrega y pasión por salvar la vida de sus pacientes afectados de coronavirus es tanto que limita su vida social, compartir con la familia, estar un sábado o domingo tranquilo en casa, visitar lugares, como ocurría antes de año y medio, así como estar con sus hijos, amigos y familiares, sufriendo una radical modificación su agenda personal.
“Me salva que mi esposa es médica y sabe en lo que estoy”, dice con una sonrisita que deja salir, pero siempre con la preocupación en su rostro, un tanto picara del especialista de la medicina para ilustrarnos hasta donde es su entrega desde hace casi año y medio en que comenzó la enfermedad en el país.
Muchas veces no puede, siquiera ir a la casa a almorzar, por lo que debe tomar algún bocado para saciar su hambre en la faena, sin embargo, acompañado de dos de sus tres hijos (la hembra que es la mayor como su progenitora no le gustan las fotos y evitan ser captadas), asegura que ha ido trabajando con ellos sus ausencias para compensar un poco no estar a su lado siempre “hay que salvar personas de la muerte”.
Otra responsabilidad que le requiere inversión de tiempo, sobre todo, planificarlo para que pueda “rendir” es que debe coordinar con los responsables de los tres hospitales provinciales que tienen pacientes sospechosos con el virus, con quienes discute en caso de que no haya necesidad de referirlos a Barahona, de necesitar cuidados más “especializados” que hasta un punto se da en esta ciudad.
Es gente cercana y claro que me impacta
Es una persona de alta senilidad humana, lo aprecias cuando conversas con él y te adentras en la conversación, a quien hay que sacarle las cosas, pues no hace intento de hablar en primera persona ni buscar lauros por lo que le toca hacer en favor de la sociedad, por eso involucra al equipo de 13 médicos y médicas que están en el frente de batalla ideando las estrategias para salir victoriosos de esta “guerra”.
En medio de la “guerra” hay situaciones que te hacen bajar lo moral, debilidad que no muestra a las personas que dirige, ya que en un momento la ha sentido, mucho menos frente a familiares de pacientes ingresados por la enfermedad o el afectado mismo “porque nunca pierden su conocimiento”. “Casi siempre”
Una de esas debilidades que le hacen flaquear, pero en segundos reflexiona porque no debe “bajar la guardia” se debe a que en su mayoría las personas que trata son gentes del entorno y que conoce, por lo que cuando mueren afectiva y emocionalmente le afecta, pese a realizar todos los esfuerzos para salvarle la vida.
“Porque hablando contigo, chateando con sus familiares que aguardan a fuera, el paciente se te va, porque este virus tiene muchas manifestaciones, incluso hay personas a las que los medicamentos no hace nada y debemos cambiar o dejar de administrar por otro”, expuso preocupado. “Yo la conozco, entiende, es gente nuestra la que está muriendo”.
“Lo que me tranquiliza Benny es que esto no va a hacer p´ siempre, pero imagínate, me tocó por ser neumólogo, pudo ser a otro médico, pero me tocó a mí, lamentablemente, me tocó, me tocó”, repetía como una especie de compromiso y de aceptar el reto que tiene por delante.
Decepción
Al doctor Ángel Víctor Pérez de León, como profesional de la medicina, sabe que le ha tocado ejercerla bajo presión, en medio de una pandemia a la que debe enfrentar sin vacilaciones, ya que no se puede bajar la guardia.
Sabe, que como neumólogo hace lo correcto y cómo médico se entrega, pero tiene una decepción: “ver morir” a personas jóvenes, productivas y que pueden dar mucho en favor de su país, pero dentro de ese cuadro desolador tiene alguna satisfacción consigo mismo y con la sociedad: hacer todo lo que profesional y humanamente es posible para que la persona bajo su cuidado siga viviendo, aunque muchas veces no puede “cantar victoria”.
Reveló que el paciente que llega a la unidad de covid del Hospital Jaime Sánchez dura menos de 24 horas, porque llegan muy “graves” al centro sin darle tiempo de referirlos, que también es traumático por los altos niveles de ocupación hospitalaria, de las unidades de Cuidados Intensivos y de los ventiladores.
“Recibimos la presión del familiar que pide que le refieran, pero cómo lo mando, si llega en un estado que, si apruebo su traslado por salirme de la responsabilidad del paciente, se me va allí, en el Cruce de Cabral”, dijo el especialista.
Muchas veces toca entubar el paciente, pero si lo hace no tendría éxito porque no hay de dónde conectarlo, por lo que el paciente tiene asegurada su muerte en esas condiciones en la que se desarrolla la atención en el HJS, “qué hacemos: luchar con él, con lo que tengo, estabilizarlo y si se estabiliza referirlo”.
Relata que el familiar en su fan de que no muera su pariente, no comprende el proceso de su paciente que sabe morirán en dos horas, “pero hablan, no pierden el conocimiento, en su gran mayoría”, lo que llena de impotencia a este hombre de apenas 39 años que tiene como misión librar de la muerte y de la covid-19 a las personas que están bajo su responsabilidad.
Ser nativo de aquí, conocer en su mayoría a las personas ingresadas le ha granjeado que los familiares no desarrollen una relación paciente-hospital, sino que la han identificado con él, incluso yendo a sus consultas privadas para saber la evolución de su familiar “a veces dice Ángel lo tiene ahí” cuando no responde a la verdad, sino que se trata de su situación y complicaciones médicas que presenta como consecuencia de la enfermedad.
Momentos más críticos
La pandemia en esta provincia Barahona y casi todo la Región Enriquillo, podría decirse que llegó a su punto de inflexión, al registrar más contagios, más muertes a causa de la enfermedad, pero que, también, tiene a 13 médicos y médicas que están hasta el cogote por el exceso de trabajo frente a un enemigo que no tiene una sola forma de pelear.
Esa realidad la retrata el doctor Pérez de León, cuando explica los momentos más críticos a los que ha tenido que enfrentarse en este año y medio de la pandemia, teniendo que autorizar el ingreso de hasta 12 personas con cuadros graves en una sola noche.
Es tanta la presión que recibe de familiares y la preocupación de ellos mismos como profesionales de la medicina, cuya misión es salvar la vida de la persona, que la ambulancia de ellos (la asignada al hospital) y la de la Central de Ambulancia, que le apoya, resulta que hay momentos en que ambas están en Santo Domingo llevando pacientes referidos.
“Pero tenemos el triage lleno de pacientes, con criterios para el ingreso en el Sánchez o con criterios para referirlos a Santo Domingo, no tenemos los miedos, pero con la presión de los familiares, que nos acusan de tenerlos hospitalizado porque no identifican el centro, sino a mí, esa es una constante”, expuso.
Las oraciones
El especialista nunca pensó que sería del interés de los medios de comunicación, pero la pandemia ha hecho que se muestre interés por su trabajo, por su entrega como “comandante” del “batallón”, no solo que “batalla”, sino que está al frente poniéndole el pecho al enemigo, cuyas “balas” hasta el momento ni siquiera le han hecho un rasguño.
Muchos y muchas de las que le acompañan en esta ardua batalla han sido blanco del enemigo común: al menos doce enfermeras, bioanalistas y camilleros que trabajan en el área covid han sido afectados con la enfermedad, pero el doctor que, exponencialmente se expone directamente al paciente, el virus no le ha afectado.
Ángel Víctor, quien al parecer es un hombre creyente, atribuye el hecho de no haber sido afectado con la enfermedad a las oraciones que muchas personas hacen por él.
“En las calles o en cualquier espacio en donde me movilizo recibo como saludo de las personas que me conocen o que he estado con sus pacientes: oro por ti”, dijo el neumólogo agradecido de que las personas le tengan presente en su comunicación con Dios.