Juan Tomás Olivero Figuereo
El COVID-19 ha puesto en evidencia no solo el fracaso de las políticas sanitarias del conjunto de naciones que interactúan en el concierto del mundo global y civilizado que mal hemos construido. Es indudable que los organismos internacionales (ONU; OMS, UNESCO) han sucumbido al individualismo del sálvese quien pueda y como pueda; puesto de manifiesto; por la impotencia de promover una cultura de solidaridad y generosidad frente al otro: otro que carece de tecnologías en posesión de las mal llamadas naciones del primer mundo y, tristemente, países los nuestros, sin proyectos de ciencias e investigación, porque nos tercerearon con una guerra de ocupación, conquista, robo de cerebro y subyugamiento sin piedad.
La educación y una cultura milenaria que hemos desarrollado desde los sofistas, pitagóricos, socráticos, escolásticos, pragmáticos, racionalista de la ilustración, enciclopedistas y socialistas, sin omitir, ese gran pensador español Juan Luis Vives padre del modelo pedagógico cuyo centro fue la persona humana, su dignidad y la libertad; principios pedagógicos que constituyeron la gran razón de la educación y la existencia misma. En pedagogía, Vives, mantuvo una defensa del individuo, de la solidaridad con los necesitados, de la educación y el compromiso como plataforma social.
Los pilares éticos como principios de acción y una axiología para una educación fundamentada en el amor, la libertad y la búsqueda de una sociedad justa en igualdad de oportunidades y el compromiso solidario como plataforma social, es el camino trillado y a veces equivocado en otra dirección. Este signo es o zigzag de la historia es lo que ha marcado la evolución de la educación como factor de crecimiento, desarrollo o liberación de la persona humana.
Otros de los grandes aportes es el de Erasmo de Róterdam, Juan Jacobo Rousseau y las escuelas pedagógicas modernas desde Jean Piaget, Vygotsky, Hostos, Juan Bosch, Jacobo Moquete y Pablo Freire y su pedagogía de la Esperanza, entre muchos más. Pedagogía y metodología educativa ésta última, de Freire, sobre la que se hace necesario que las escuelas y las facultades de educación de Latinoamérica han de volver su mirada y compromiso de formación.
La teleología de todo proceso auténtico de educación es la construcción de un mundo y nuevo ser humano: solidario y esencialmente humano, humano.
La COVID-19, la dureza y la impiedad de esta pandemia ha puesto ante nuestros ojos que el mundo que hemos forjado, que es el mundo ideal y posible de la solidaridad, la generosidad y el desprendimiento. No es el mundo que ha saltado a nuestros ojos con la pandemia y las vacunas. Hemos visto el egoísmo impropio de la naturaleza humana solidaria, hemos visto de la forma más cruel e inhumana acaparar y especular con las vacunas y la seguridad sanitaria del mundo: primero el negocio y el mercado, ha sido el lema de los países ricos y las farmacéuticas; después la Vida y la Salud.
La MESCyT, ante un panorama como el que acabamos de describir, de forma silenciosa pero eficaz, con la perspicacia propia de la visión que le caracteriza al Dr. Franklin García Fermín y el equipo estructurado a su alrededor de hombres y mujeres académicas y personas comprometidas con la ciencia y la cultura en la búsqueda de la construcción de una mejor sociedad y convivencia humana. Hoy, el ministro impulsa una filosofía, como política pública de desarrollo en el MESCyT a través de las becas nacionales e internaciones, para crear las bases de un capital humano de alta calificación en capacidad de producir conocimiento y hacer ciencia de compromiso social con la Nación Dominicana.
¿cómo garantizar que no se fuguen unos o los otros se queden en los países donde estudian y se especializan? La estrategia es en este momento en el MESCyT: igual oportunidad para todos permitiendo postular el mérito y el talento. Lo mismo que garantizar una beca de calidad con una canasta asegurada en términos de componentes de satisfacción de necesidades que les permita al becario ir a estudiar, enfocarse en su obligación al ponerlos en la misma condición de sus compañeros de los países de destino o con los que comparte donde van a estudiar, esto, por supuesto y como requisito sine qua non, sin limitaciones o precariedades.
Hay que reconocer a esta nueva y comprometida actual Gestión, de García Fermín en el MESCyT, por la nueva y democrática visión que transita el ministerio por primera vez en su joven historia.
Autor Profesor Titular UASD, Filósofo-Jurista
jt_olivero@hotmail.com