El golpe de Estado perpetrado este lunes en Birmania por el Ejército, que detuvo a la jefa del facto del gobierno civil, Aung San Suu Kyi, y a otros dirigentes, suscitó una avalancha de condenas en todo el mundo.
«Estados Unidos se opone a cualquier intento de alterar el resultado de las recientes elecciones o impedir la transición democrática en Birmania, y tomará acciones contra los responsables si esas medidas no se revierten», dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en un comunicado.
El secretario de Estado, Antony Blinken, pidió por su parte al ejército birmano «liberar a todos los responsables del gobierno, así como a los dirigentes de la sociedad civil y a respetar la voluntad del pueblo de Birmania, tal y como se expresó en las elecciones democráticas del 8 de noviembre».
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, condenó «firmemente» el domingo por la noche el arresto por el ejército de Aung San Suu Kyi y de otros dirigentes políticos.
«La declaración de transferencia de todos los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales a los militares (…) representa un duro golpe a las reformas democráticas en Birmania», añadió.
«Observamos con mucha preocupación los hechos en Birmania. India siempre ha aportado apoyo constante al proceso de transición democrática en Birmania. Pensamos que el Estado de derecho y el proceso democrático deben ser respetados», reaccionó el ministerio indio de Relaciones Exteriores en un comunicado.
La Unión Europea (UE) condenó «enérgicamente» el golpe de Estado militar en Birmania y la detención de varios miembros de su Gobierno, y defendió la transición democrática iniciada en el país en el 2011 tras casi medio siglo de dictadura militar.
«Condeno enérgicamente el golpe de Estado en Myanmar (Birmania) y pido a los militares que liberen a todos los que han sido detenidos ilegalmente en redadas por todo el país», tuiteó el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, quien instó a «respetar el resultado de las elecciones y restablecer el proceso democrático».