El Episcopado Dominicano (CED), rieteró su oposición a las tres causales, que plantea interrumpir el embarazo cuando hay alguna situación que afecte la vida de la mujer: deformación congénita, una violación o incesto y cuando la vida de la madre está en serios peligros de muerte.
La CED recuerda que la Constitución establece el derecho a la vida desde la concepción y que los gobiernos no están por encima de la ley, ni pueden establecer con ideas propias o ideologías partidarias intenciones que lo que buscan es confundir a una nación que está unida a Dios y lo exhibe en sus símbolos patrios.
Expresa que debido al surgimiento de la discusión del tema del aborto, se hace necesario enfatizar que la República Dominicana está indisolublemente unida al Dios de la vida y al Dios del amor.
“Nuestro lema patrio “Dios, Patria y Libertad” pone a Dios como el centro de los valores nacionales. Cuando tratamos sobre la vida humana, los cristianos la entendemos como un don de Dios, por haber sido creados “a imagen y semejanza suya” (Génesis. 1:26)”, explica en uno de sus párrafos.
Destacan que, así como la Constitución señala que el Estado no puede aplicar «pena de muerte», ni siquiera a los peores delincuentes, entonces, sería improcedente aceptar que se consagre quitar la vida a criaturas inocentes por nacer, en las llamadas tres causales.
Advierte al gobierno que cuando un presidente toma posesión de su cargo, el mismo jura ante Dios defender la Carta Magna vigente y no “ideas propias o la ideología de un partido”, por lo que “son nulos de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto contrarios a esta Constitución”, indican, citando el artículo 6 de la Constitución que habla sobre la supremacía constitucional.
“Incorporar el aborto en nuestra legislación, en cualquier circunstancia, es una flagrante violación constitucional, y un golpe al Estado Social y Democrático de Derecho”, declara el Episcopado en el párrafo quinto y advierte que aprobar las llamadas tres causales sería una grave violación al derecho a la vida que solo se podría basar en una interpretación errada de la Constitución.
Los católicos explican que el artículo 37 es tan luminoso, que le cabe aplicar el principio jurídico que dice: “in claris non fit interpretatio” (en lo claro no se necesita interpretación). Lamentaron que en el país actualmente el espíritu del perverso Rey Herodes, al que calificaron de victimario de inocentes, siga presente en Congresos, Gobiernos y Organismos Internacionales, a fin de sostener la cultura del hedonismo y del materialismo, que tanto destruye al ser humano.
Los representantes del episcopado exhortaron en su carta, tanto al gobierno como a los legisladores, a no dejarse presionar por lo que consideraron una minoría apoyada política y económicamente por intereses ajenos a la nación.
Los obispos ven con horror que en el país hay quienes piensan que sacrificar niños inocentes, bajo apelativos eufemísticos como decisión sobre el propio cuerpo, empoderamiento femenino o derechos sexuales y reproductivos, es visto como sinónimo de auténtico progreso. “La historia ha mostrado que acoger las causales ha sido el camino en todos los países para dar paso paulatinamente al aborto libre”.