Ante la incapacidad para frenar la segunda ola de COVID-19, Alemania se dispone este domingo a imponer medidas más drásticas para frenar el virus: cierre de comercios, por miedo a que el coronavirus se vuelva incontrolable con las fiestas de fin de año.
La canciller Angela Merkel en reúne este domingo con los líderes de los 16 estados federados para un nuevo ajuste, puesto que el número de nuevas infecciones por COVID-19 batió récords en los últimos días.
Algunos medios se refieren a esa reunión como la «cumbre más importante sobre el nuevo coronavirus» desde el comienzo de la pandemia.
Después de seis semanas de cierre total de restaurantes, bares, teatros, cines, museos e instalaciones deportivas, Alemania constata que estas restricciones son insuficientes.
«La situación sigue siendo muy grave (…) incluso se ha agravado desde la semana pasada», alertó el jueves Lothar Wieler, presidente del instituto de vigilancia sanitaria Robert Koch (RKI). Según él, la epidemia sigue progresando porque la población no ha reducido lo bastante sus contactos sociales.
El número de nuevas infecciones diarias rozó las 30.000 el viernes y el sábado, muy por encima del promedio diario de la primera ola, que Alemania controló mejor que muchos países europeos.
El récord de muertos en un día se batió el jueves, con 598. El jefe del RKI estima que la situación del país también se debe «al cansancio» de la población, después de casi diez meses de imposiciones inéditas.
«Debemos intensificar urgentemente (y) todavía más los esfuerzos», declaró el viernes el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, la autoridad moral del país.
Esta evolución no parece afectar la credibilidad de Merkel, que sigue siendo una de las personalidades políticas preferidas de los alemanes. Y es que la canciller se declaró durante todo el otoño boreal favorable a medidas más duras pero no logró convencer a los jefes de las regiones, competentes en materia sanitaria.
Nuevas restricciones afectarán el comercio
Merkel se pasó semanas promoviendo un rumbo coherente y unificado para todo el país frente al virus. Este domingo debería tener éxito porque políticos y médicos piden medidas urgentes.
El 49% de los alemanes dice estar a favor de nuevas disposiciones, a pesar de la cercanía de las vacaciones de fin de año, frente al 13% que se declara en contra, según una encuesta publicada el jueves por la cadena ZDF.
Según varios medios de comunicación alemanes, la canciller propondrá el domingo que a partir del martes o miércoles cierren las tiendas que no sean de alimentación, así como los colegios y guarderías de todo el país hasta por lo menos el 10 de enero.
El contacto social podría limitarse a un máximo de cinco adultos de dos hogares diferentes, excepto del 24 al 26 de diciembre, cuando el límite sería de 10 adultos.
El sábado, el ministro de Finanzas y vicecanciller, Olaf Scholz, advirtió de nuevas restricciones que afectarían al comercio minorista «muy rápidamente».
Baviera es una de las regiones que no esperó a la reunión de crisis para tomar nuevas medidas: hay toques de queda en vigor desde esta semana en las localidades más afectadas.
En Sajonia, la provincia más afectada, ya se ha decretado el cierre de comercios y colegios y entrará en vigor el lunes. También habrá toques de queda locales entre las 22H00 y las 6H00. En Baden-Württemberg, salir de casa solo está permitido por razones imperiosas, es decir para ir al trabajo, comprar comida o una cita médica.
Hasta ahora a los alemanes se les instó a «quedarse en casa» pero tenían libertad de movimiento y nunca se han visto sometidos a un confinamiento estricto como en España o Francia, por ejemplo.
Angela Merkel llamó el miércoles a limitar los contactos al mínimo, incluso en Navidad y Año Nuevo.
«Si tenemos demasiados contactos ahora, antes de Navidad, y después son las últimas navidades con los abuelos, entonces habremos hecho algo mal», advirtió emocionada ante la Cámara de Diputados.