Miguel Alejandro Martínez
Hoy 13 de octubre, Día internacional de la Reducción de Riesgos de Desastres nos encuentra sobrellevando la situación generada por la pandemia del covid 19 y esto invita a profundizar en tres condicionantes importantes que hacen que su impacto sea catalogado como desastre.
Para muchos países y incluyendo la República Dominicana el covid19: 1) genera importantes pérdidas económicas, humanas y materiales; 2) provoca la interrupción de la cotidianidad de las personas y; 3) sobrepasa la capacidad de respuesta del Estado.
El desastre nos afecta de manera diferenciada. Las distintas amenazas, tanto naturales, tecnológicas, sanitarias y demás nos afectan de manera distinta. La pandemia pone en evidencia nuestra vulnerabilidad y a la vez, dentro de esta, coloca de manera distintiva lo que representa dependiendo de las condiciones físicas, económicas y sociales en la que nos encontremos, quedarse en casa y la facilidad del “teletrabajo” no resulta posible para un porcentaje considerable de la población que trabaja del día a día.
Tampoco las condiciones particulares de vulnerabilidad de muchas personas, como la falta de una vivienda, la informalidad en el trabajo, la condición de salud, falta de acceso a internet y dispositivos para acceder a clases virtuales, las colocan en una posición altamente desventajosa para poder hacer frente a estas amenazas, que como la pandemia, han afectado a República Dominicana.
Reconocer cada una de las condiciones particulares, es una oportunidad para el desarrollo de políticas públicas preventivas que permitan garantizar derechos y a la vez evitar que estas situaciones se vuelvan desastres.
La pandemia nos da la oportunidad de reconocer nuestras vulnerabilidades y la realidad a la que nos enfrentamos y nos permite identificar cambios necesarios para una mejor reducción del riesgo ante desastres; 1) Reformando la ley 147 – 02 de Gestión de Riesgos de Desastres, en donde una nueva ley permite centralizar el trabajo que realiza la Comisión Nacional de Emergencias, Defensa Civil y Centro de Operaciones de Emergencias y a la vez permita descentralizar el liderazgo a nivel municipal, priorizando el desarrollo, ejecución y acompañamiento de planes de Gestión de Riesgos en todos los municipios del país y en donde además se reconozcan los grupos comunitarios como redes comunitarias de prevención, mitigación y respuesta como estructura de primera línea en terreno para la preparación y la respuesta a las múltiples amenazas; 2) Aprobando la ley de vivienda y asentamientos humanos dignos, que contempla el aumento presupuesto a vivienda, y priorizando la situación de riesgo en que se encuentran muchas de las viviendas de nuestro país, que cuenta con un déficit de más de 1 millón de viviendas; 3) Priorizando y eficientizando el gasto en instituciones con responsabilidades en protección y restituir derechos fundamentales, salud, educación, agua y vivienda. Que estas sean garantes de los mismos para toda la población y cuenten con los planes necesarios para poder hacerlo en situaciones de emergencia. 4) Transversalizando la gestión de riesgo en toda la sociedad como política pública.
Estamos expuestos a múltiples amenazas y prepararnos debe ser un mandato de toda la sociedad, empresas, escuelas, universidades, familias, partidos y organizaciones, desarrollando políticas que incentiven a todas las personas al reconocimiento de las amenazas y la aplicación de medidas preventivas.
Desde el proyecto Cerrando Brechas y las organizaciones que involucradas el mismo, reconocemos que transversalizar el riesgo en toda la sociedad conlleva a implementar de forma regular la realización de simulacros, a contar planes de contingencia en distintos niveles y a mantener una reflexión constante sobre la importancia de la prevención para la reducción del riesgo que tenemos ante distintos desastres. Esto podría iniciar con el nuevo gobierno implementando las recomendaciones anteriores y declarando el año 2021: “El año para la Reducción de Riesgo de Desastre”.
El Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres de este año se trata de gobernanza. La buena gobernanza del riesgo de desastres se puede medir en las vidas salvadas, la reducción del número de personas afectadas por los desastres y la reducción de las pérdidas económicas.
La COVID-19 y la emergencia climática nos advierten de la necesidad de implementar una visión a largo plazo, con instituciones que planifiquen, que sean competentes y empoderadas, y que actúen en función de evidencia científica a favor del bien común.
*Autos es Coordinador del proyecto Cerrando Brechas