En medio del llanto y el dolor, colegas, amigos, así como familiares de Jimmy Jean, uno de los dos periodistas asesinados en un ataque perpetuado por las bandas armadas a un hospital de Haití el pasado diciembre, efectuado este jueves en la iglesia de Saint-Pierre de Pétion-ville.
Jean, fue abatido por individuos de las bandas armadas de la coalición Vivre Ensemble (Vivir Junto) que atacó el 24 de diciembre de 2024 el hospital de la Universidad Estatal de Haití (UEH), durante la frustrada ceremonia de su reapertura tras varios meses cerrado a causa de la violencia.
Marckendy Natoux, es el otro periodista asesinado, mientras otros 7 resultaron heridos, estos últimos recibieron atenciones en el hospital de La Paix, según publicaron entonces agencias de prensa internacionales.
El funeral del periodista, que trabajaba para el medio electrónico Moun Afè Bon, se llevó a cabo tres semanas después del ataque, que provocó el despido del ministro de Salud haitiano, Duckenson Lorthé Blema. Además de los muertos y heridos, también, fue asesinado un policía.
Desde 2018 hasta ahora, una quincena de periodistas han sido asesinados en Haití. Las bandas armadas controlan el 80 % de Puerto Príncipe, capital. Haití atraviesa una crisis en prácticamente todos los órdenes, siendo la inseguridad y el hambre las más notorias.
Un día antes de la muerte de los periodistas y el policía, una investigación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmó que 207 personas murieron en la masacre perpetrada entre el 6 y 11 de diciembre pasado por el grupo armado dirigido por alias Rey Mikanó en la zona de Wharf Jérémie, en la barriada haitiana de Cité Soleil.
Localizadas en sus casas y en un lugar de culto, las víctimas fueron conducidas al bastión de la banda, donde las mantuvieron cautivas y las interrogaron en el interior de un supuesto “centro de formación”, reveló este informe de la ONU.
“A continuación los llevaban a un lugar cercano, antes de fusilarlos o matarlos a machetazos”, prosiguió el informe, que subrayó que la banda intentaba borrar todas las pruebas quemando los cadáveres o descuartizándolos, para luego arrojarlos al mar.