Una mañana de diciembre, de un invierno no tan gélido en esta ciudad, como viene haciéndolo cada sábado y desde hace 30 años, don José recorre las calles de Barahona vendiendo sus botellas “milagrosas” que, según afirma, tienen propiedades curativas.
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Féliz, quien vive el municipio Cabral, de esta provincia, se traslada desde su comunidad a Barahona a ofrecer sus botellas capaces de «curar» varias enfermedades.
Este hombre, que no solo vive de esta actividad económica, porque combina la fabricación de sus botellas “milagrosas” con otros “trabajitos” para conseguir el sustento de su familia, se “bate el pecho” afirmando sobre el “poder curativo” de las mismas.
En su hombro carga un saco con las botellas, un machete para «protegerse de algún maleante» y en ambas manos lleva dos de exhibición para atraer a potenciales compradores.
Cuando le pedimos mostrarnos una, don José recuerda que no debía enseñarnos una en pote gigante de refresco, porque es de cacheo una especie “en veda” y podría encontrarse algún problema con Medio Ambiente. «No quiero guayarme», eso murmuró bajito.
Relató hace botellas para purificar la sangre, para problemas de los riñones, para las personas apretadas (congestionados), sinusitis, hernias, para aquellas personas con problemas en sus estómagos, epilepsia, incluso, fabrica mamajuanas.
Hechos, no palabras
Este hombre de una complexión física delgada, asegura que sus botellas no es solo decirlo, es decir, que tienen un amplio poder curativo, sino que puede demostrar a cuántas personas ha ayudado a curar en esta provincia.
Afirmó ha logrado curar, entre hombres y mujeres, a más de veinte personas con todas esas enfermedades que adolecen, pero gracias a sus poderosas botellas pudieron recobrar su salud. El precio por unidad de cada botella es de RD$600.00.
Las botellas llevan palos y raíces de: Brasil, malabebío, longuey, maguey, las cuales fabrica los siete días de la semana, ya que tiene sacos de la materia prima con que las hace en su casa del municipio Cabral.
Don José Féliz, abordado cuando caminaba por la calle Pérez Gómez, del barrio Palmarito, que cada semana, principalmente los sábados, viene a vender sus botellas, unas seis en total, casi siempre las vende todas a razón de RD$600.00 cada una, para una sumatoria total de RD$3,600.00.
Tras detenerse por breve espacio de tiempo para contestar algunas preguntas, este hombre de caminar rápido y medio tembloroso prosiguió su camino con sus botellas en busca de encontrar a potenciales clientes con algunas de las enfermedades que, según afirma, tienen un alto poder curativo.