Tomás Aquino Méndez
Si fuera por discursos. Si con palabras y amenazas se frenara la delincuencia, ese mal social no existiera en el país. Cada director o jefe de policía. Cada ministro de interior e incluso cada Presidente de la República ha hecho uso de las amenazas cada vez que la delincuencia parece adueñarse del escenario dominicano.
Hablan con más fuerza cuando esa delincuencia elimina a miembros de los cuerpos armados, como ha sucedido en las últimas semanas. Al parecer ningún funcionario, ningún gobierno revisa lo que hizo su antecesor para cambiar, aunque sea los términos de sus mensajes.
Todos repiten lo mismo. “El Ministerio de interior NO TOLERARA que la delincuencia amenace a ningún policía ni a ningún ciudadano”. Esa frase póngala en boca de cualquier ministro o jefe policía de los últimos 50 años. Y en vez de reducirse, la delincuencia aumenta.
Ahora a tal nivel que contabilizamos 15 militares asesinados por delincuentes en época reciente. Los civiles muertos en asaltos no los contabilizamos aquí. Pero, no se pueden esperar resultados distintos haciendo lo mismo ni escondiendo las cifras.
Que los medios traigan declaraciones de ministros dando cifras de supuesta reducción de homicidios, no lleva paz a las familias que pierden a un ser querido a manos de la delincuencia.
Los que delinquen saben que esas amenazas son palabrería. Son conscientes de que matándolos a ellos tampoco se elimina la delincuencia. Falta algo más.
Falta que los gobiernos ejecuten políticas sociales reales. Que vayan al corazón de los barrios, no con dadivas, tarjetitas o un día buscando votos.
Faltan políticas educativas, creadoras de empleos, llevar diversión sana, cultura a todos los rincones y evitar que unos pocos se queden con TODO mientras la mayoría no tiene NADA. Para reducir o eliminar la delincuencia no bastan las amenazas y discursos.
Por más altisonantes que se escuchen o se pronuncien con generales a ambos lados. Solo palabras nunca serán suficiente, porque el mal no está en la sabana y hasta ahora no se está haciendo nada distinto para obtener otros resultados.