La prisión civil de Jacmel sufre una crisis sanitaria sin precedentes: este año aproximadamente 10 reclusos fallecieron por problemas de salud, mientras que otros 200 padecen o padecieron diversas enfermedades.
El hacinamiento de la cárcel, las condiciones insalubres y la desnutrición es común en esta prisión por años, pues las personas detenidas viven en condiciones deplorables, sin acceso a atención médica ni alimentación adecuada.
Una visita del comisario del gobierno en el tribunal de primera instancia de Jacmel, Pierre Wilner Domervil, estaba alarmado por esta situación, atribuyéndola a la prolongada prisión preventiva, así como huelgas en varios sectores del sistema de justicia.
“No he podido hacer mucho desde mi llegada al frente del Ministerio Público”, admitió. «Liberé a detenidos que habían cometido delitos menores y que ya habían cumplido sus penas», afirmó Domervil, considerando esta situación como una forma de injusticia.
Frantz Comonce, coordinador de la Oficina de Asistencia Jurídica (BAL), reveló la existencia de una escasez de alimentos, empeorando las condiciones de los detenidos.
Según él, las muertes están relacionadas principalmente con la desnutrición grave y las enfermedades de la piel. «La prisión civil de Jacmel carece de medios para atender a los detenidos», afirmó.
Añadió que las intervenciones habituales de las ONG son actualmente insuficientes. Aprovechó para pedir a las autoridades actuar con rapidez para permitir a los detenidos acudir a un médico y obtener un certificado sanitario, facilitando así la intervención del BAL.
El activista de derechos humanos Jean Jeudy llamó a autoridades locales a limpiar la prisión durante la temporada de verano, porque podría reducir el número de casos de privados de libertad por enfermedad entre los presos en detención preventiva prolongada.