Luego de 3 días de protestas violentas que paraliza todas las actividades en Haití, con lo que distintos sectores exigen que renuncie Ariel Henry, el primer ministro, pidió calma a su pueblo en un discurso en las primeras hora de este jueves.
El breve discurso de Henry, hizo muy poco para calmar a miles de personas enojadas y frustradas por la incesante violencia de las pandillas, el aumento de la pobreza, así como la ausencia de convocatoria de elecciones generales.
«Creo que ha llegado el momento de que nos pongamos a pensar juntos para salvar a Haití, para hacer las cosas de otra forma en nuestro país», dijo un Henry, acorralado por crecientes olas de protestas, sin ofrecer más detalles.
En cambio, instó a sus compatriotas a no ver al gobierno o a la policía nacional como sus adversarios. Quienes eligen la violencia, la destrucción y los asesinatos para llegar al poder «no trabajan por los intereses del pueblo haitiano».
Sus declaraciones se producen luego de que miles de haitianos se congregaran cada día esta semana en ciudades y pueblos de todo el país para pedir su renuncia, apuntando que las movilizaciones continuarán hasta que abandone el poder.