Tomás A. Méndez
Tenemos que mantener la fe…y la lucha. “La esperanza es lo último que se pierde”. Hemos tenido momentos en los que hemos “celebrado” el anuncio de su inauguración, luego sufrimos el desencanto. Pero seguiremos clamando hasta ver hecho realidad el proyecto Monte Grande. Por ahora, seguiremos soñando. Tres presidentes. Seis anuncios de inauguración.
Cinco adendas para “completar” los recursos faltantes y todavía esperamos. Las familias desalojadas de Los Güiros, La Meseta, San Simón, Manzanillo, Boca de la Mula, Hato Nuevo, para dar paso a Monte Grande, confían que todo cambiará con la obra y será más temprano que tarde. Las casas prometidas, llegaron, aunque no como la esperaban. Las tierras para sembrar productos y cosechar esperanzas, todavía no se define dónde y cuándo les serán entregadas.
El centro poblado, con escuela, acueducto, calles, canchas deportivas, a punto de ser utilizadas. Las autoridades del INDHRI, a principios de años dijeron que la entregarían en octubre. Luego prometieron que en noviembre. Después que sería al finalizar el 2023. Ya estamos a 14 días para despedir el año y llega la nueva fecha, ahora será en enero.
Tal parece que este proyecto es un AMULETO para obtener más recursos para otras cosas, por eso las ADENDAS. Queremos la obra, pero insistimos en que el proyecto es UN TODO. Que además del embalse para preservar el agua, que está muy avanzado, se necesitan los canales que la conduzcan a los terrenos cultivables.
Faltan los componentes para la hidroeléctrica y las bases para alimentar el acueducto regional del suroeste. No perdamos la fe, ni bajemos la guardia. Danilo juró que no se iría en 2020 sin entregar Monte Grande. La dejó avanzada. La lucha por Monte Grande solo termina con su inauguración. Va más allá de un gobierno. La espera parece LARGA, pero seguro llegaremos a la meta y alcanzaremos el objetivo. Seguiremos