Llamó la atención del aspirante a la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Guido Gómez Mazara, el hecho de que la organización oficial decidiera que para optar por una candidatura en esa entidad política debe tener en cuenta un millón de pesos.
Este domingo 11 de junio, Gómez Mazara, envía una carta al presidente Luis Abinader en la que le hace serios señalamientos sobre esta decisión que considera como una “locura” que tendrá sus costes políticos.
Carta pública a Luis Abinader. pic.twitter.com/kE3QLDSRoo
— Guido Gómez Mazara (@ggomezmazara) June 11, 2023
El alto dirigente perremeísta, consideró como “¡Una locura! los costos financieros para acceder a la inscripción de candidaturas a cargos municipales y congresuales de aspirantes sin las condiciones económicas en su partido.
Cree que al instaurarse como “regla el factor dinero”, saca de competencia y/o crea las bases de desplazar la vocación de servicio, trabajo social y comunitario como elemento enaltecedor y esencia del voto en sus respectivas demarcaciones.
“Luis, es muy sencillo, si el dinero hubiese sido la regla para las aspiraciones y liderazgo, José Francisco Peña Gómez no hubiese sido el líder referencial y reverenciado por las masas. Por eso, el PRM no puede operar con la lógica de un club social”, afirma.
Gómez Mazara, llamó al presidente Abinader, quien busca reelegirse, a preservar la cercanía de electores y franjas que contribuyan al triunfo, en pleno ejercicio del gobierno.
En su carta a Abinader, con fecha de este domingo 11 de junio, Gómez Mazara, entiende que esto al parecer resulta una tarea complicada, “con fuerzas sociales reclamando, apetitos insaciables de grupos determinados, dificultades financieras derivadas de conflictos internacionales, perturbadoras consecuencias sanitarias como resultado del COVID y excesos administrativos de colaboradores, dinamitan la dulzura entre gobernantes y gobernados”.
Apela a las conversaciones de años sobre el viejo partido, rupturas, resultados en instancias electorales y urgencia de construir una candidatura exitosa.
“Tanto la sala de mi hogar como otros escenarios se mantienen de testigos del auténtico deseo por hacer las cosas diferentes y jamás reproducir las clásicas distorsiones de las organizaciones partidarias”, recuerda.
Dijo que al llegar la victoria y pasar balance con el marcado interés de mejorar no puede asociarse con episodios de “incomprensión y enfrentamientos fratricidas”.
“Fundamentalmente, ante la tendencia de electores que no exhiben adhesión enfermiza a la marca partido y tienden a castigar los incumplimientos y desconexión con las razones que motivaron endosos victoriosos. Por eso, surgió en PRM”, dice textual en un párrafo de su carta al presidente.
Consideró que la bases perremeístas no se sentían representadas por una dirección disímil a la agenda popular y sectores sociales que vieron en Peña Gómez y el PRD, un instrumento de inserción y reivindicación de la histórica tradición liberal, lo que dio como resultado un inmediato abandono de la “vieja casa en la intención de edificar un espacio partidario capaz de no reproducir las manías autoritarias”.
Cambiamos de casa, no de mañas
Siente que la idea de estructurar un modelo partidario pautado por el interés de adherirse “pura y simplemente” a las líneas del poder inició una etapa de incongruencias con episodios “que nos devuelven a la raíz de la ruptura y elemento fundacional del PRM”.
“Muchos podrían pensar que cambiamos de casa, no de mañas”, expuso el líder perremeísta que aspira a obtener la candidatura presidencial del oficialista partido.
Citó como ejemplo de lo que pudieran creer muchos actores el hecho de impedir a las bases votar libremente en la elección de sus autoridades, sustituir de la dirección institucional a figuras icónicas y generar ingresos sin el concurso de procedimientos democráticos, así como habilitar la cultura del reparto en los mecanismos de dirección.
Otros ejemplos que señala en su carta a Abinader y que, a su juicio, podría pensarse que se “cambió de casa, no de mañas”, es el hecho de cercenar las naturales competencias en aspiraciones congresuales y municipales, impulsar el método de las encuestas como fórmula sustituta de la participación democrática.
“Con la gravedad de establecer cuotas económicas, sin ningún ejercicio de competencia y el malsano rumor de que, en ámbito de la elección presidencial interna, “apelando a una vieja resolución de la JCE) no se podrá votar”, reflexionó.
Creencia de partidos en el poder
Consideró que partidos en el poder tienden a creer que los acomodos y seducción de los decretos conducen por los senderos de la armonía, pero a su juicio, esto no es cierto.
“De ahí surgen niveles de insatisfacción que se cocinan con una efectividad pasmosa, constituyéndose en materia prima de un pase de factura a los que identifican como responsables de conculcar los anhelos de participación democrática”, indicó.
“Históricamente, las voces discrepantes se perciben incómodas desde el poder. Aunque lo más recomendable radica en leer con racionalidad y espíritu de enmienda, el disenso constructivo”, precisa.
Consideró que los gobernantes deben renunciar a la fatal vocación de estructurar a su alrededor ecos orientados por las ventajas derivadas del presupuesto nacional.
“Y cuando Luis Spota escribió su novela, El Primer Día, habilitaba como materia de reflexión literaria, con vocación para ser calcada en nuestra realidad, sobre el carácter vulnerable e inofensivo propio del canibalismo político y la dramática situación de un presidente a su salida del gobierno. En las latitudes caribeñas como en todo el continente, la ficción es muy propensa a convertirse en realidad y viceversa”, expuso.
Lanza su “voz de alarma” en dos aspectos que considera esenciales: la subrepticia intención de desconocer el potencial de una diáspora que votó mayoritariamente por el partido en las elecciones del año 2020, técnicamente apta para que 1.2 de dominicanos ejerzan el sufragio en la contienda del 2024 y la fatal insistencia en reducir su participación a los diputados de ultramar, cercenándole el derecho de decidir sobre la precandidatura presidencial de su preferencia.