Habanero. – En países como la República Dominicana las personas mayores carecen de protección efectiva de sus respectivos Estados, por lo que adultos mayores tienen ellos mismos que agenciarse cómo obtener recursos para poder sobrevivir.
Es el caso de doña María Féliz, que a pesar de su edad tiene que salir a las calles a trabajar en el mercado informal para conseguir el sustento diario, pero cuando hay algún evento que trastorne su cotidianidad no es motivo ni se puede dar el lujo de quedarse en casa.
Un ejemplo de que no puede permanecer en el hogar, son estos días de lluvias y que aprovechan algunos para permanecer en el hogar junto a la familia, pero doña María debe conseguir dinero para llevar comida a su casa.
Ella, con su voz ronca oferta maíz asado o salcochado a quienes se movilizan por la carretera que comunica a la provincia Barahona con la ciudad capital, comunidades de la región y otras provincias del sur, en un improvisado puesto que tiene en el poblado de Habanero, perteneciente a Pescadería, municipio Fundación, de esta provincia Barahona.
No solo vende maíz y frutas, sino que, también, cuando hay masa de cangrejo, camarones, incluso víveres (plátano, guineo, yuca, batata) y otros rubros agrícolas oferta a sus potenciales clientes que se movilizan por esta estratégica vía que nos comunica con la ciudad de Santo Domingo, así como el resto de la región.
No me ha ido bien estos días
Doña María Féliz lleva ya poco más de quince años en el negocio de venta de maíz, así como frutas y como ella misma dice: “lo que aparezca”, de cuya actividad consigue cómo alimentarse o comprar sus medicinas.
Sin embargo, la mujer que vive en una zona vulnerable, porque cuando llueve esta comunidad tiende a inundarse, aunque esta vez no ha ocurrido a pesar de los torrenciales aguaceros de los últimos días, admite que las lluvias trastornan su negocio.
Primero, explica, porque cuando comienza la lluvia debe recoger todo, por lo que, dependiendo de su intensidad o durabilidad de las aguas, debe dejar para el otro día, en caso de que pueda hacerlo, porque la circulación vehicular tiende a reducirse, ya que conductores son sus potenciales compradores de sus productos.
“No me ha ido bien estos días, vendo muy poco. Con la lluvia tengo que recoger, pero una vez campa vuelvo con mis maíces, mis frutas y con lo que aparezca”, dice doña María tras preguntársele como la tratan los aguaceros de estos días con relación a la oferta de sus productos.
Este jueves, aunque amaneció lloviendo, pero cesaron las aguas durante las primeras horas de la mañana, un día en que el mundo católico celebra el “Corpus Cristi”, no laborable en el país y que muchas personas vienen a visitar la provincia aprovechando que no hay trabajo, doña María Féliz espera recuperar los días en que ha dejado de vender para recuperarse un poco.