De adulto es una experiencia diferente. En un minuto son vacaciones de verano y quemaduras solares y luego, en un abrir y cerrar de ojos, son pasteles navideños, pan dulce y pollo horneado. ¿Soy solo yo, o la Navidad llega más rápido?
Jóvenes vs mayores
Una razón puede ser la forma en que experimentamos los cambios del paso del tiempo a medida que envejecemos, lo que a menudo da como resultado la sensación de que el tiempo se acelera cuando nos vamos haciendo mayores.
Para un niño de siete años, los 12 meses entre Navidades son una gran parte de su vida. Para una persona de 45 años, esos mismos 12 meses son una pequeña parte de su experiencia. Esta diferencia de proporción comprime el tiempo relativo entre Navidades cada año.
Nuestra experiencia del tiempo también cambia porque dependemos de la memoria para estimar la duración. Cuando juzgamos cuánto duró algo, basamos nuestra estimación en cuántos recuerdos hicimos durante el período de interés.
Ya sea que estemos tratando de recordar la duración de una película, un viaje en automóvil o una relación, la cantidad de recuerdos que codificamos durante la misma servirá como indicador de su duración.
Nuestros cerebros interpretan como breves los períodos de tiempo en los que se crean menos recuerdos nuevos, ya sea porque faltaron tareas estimulantes, actividades novedosas o emociones intensas.